Mi Frío Exmarido

Capítulo 369

Capítulo 369

“No es papá,” Amelia la miró y habló con voz suave. “Es la abuelita que conocimos la otra vez en el parque.”

La expresión de Serena, llena de expectativas, se desvaneció inmediatamente, soltando un resignado “Oh“.

Amelia le acarició la cabeza: “¿Qué te parece si esperamos a que papá termine de trabajar?”

Serena asintió con la cabeza: “Está bien.”

Ni siquiera necesitó que Amelia la apurara; se acomodó en la cama y se cubrió con la manta.

Amelia la arropó bien y luego contestó la videollamada de WhatsApp.

En cuanto se conectó, el rostro sonriente y cálido de Elisa se agrandó en la pantalla del teléfono.

“Meli, soy tu abuelita,” dijo con una voz alegre que se colaba por el otro lado del video.

El buen humor de Elisa contagió a Amelia, quien le sonrió de vuelta y le llamó: “Abuelita.”

“¿Ya comiste algo, Meli?“, preguntó Elisa sonriendo.

“Sí, ya comí,” asintió. “¿Y tú, abuelita, ya comiste?”

“Claro que sí, claro que sí,” respondió Elisa riendo y no pudo evitar elogiarla, “Meli, he visto el diseño de la hacienda que me hiciste, me encantó.”

Amelia se sorprendió un poco: “Abuelita, ¿el Sr. Rufino le llevó los planos?”

Ella había incluido el diseño en un correo electrónico de despedida programado para Rufino, pidiéndole que se lo entregara a Elisa.

Originalmente, había planeado entregarle el diseño personalmente a la abuelita Elisa, pero esos días coincidieron con el descubrimiento del asunto de Serena por Dorian, y quería llevarse a su hija lo antes posible, sin tiempo para ver a la anciana. Por ello, había enviado un correo programado a Rufino para disculparse por su partida repentina y aclarar la transición del trabajo, y otro para que él entregara el diseño a Elisa.

También había enviado un correo de disculpa a Dorian.

Pero dado que su partida se había retrasado y su estado de ánimo estaba por los suelos, no se preocupó por cancelar

el envío del correo.

Al mediodía, cuando llegó a la oficina y Rufino no lo mencionó, se olvidó de verificar si el correo se había enviado con

éxito.

mencionaba el diseño, Amelia recordó el correo programado, sorprendida por la eficiencia

parecía confundida:

al lado de Elisa, intuyendo que Amelia estaba confundida, se apresuró a explicar con una sonrisa: “Elisa está un poco confundida, pensó que eras Amandita.

Amanda y se sintió un poco incómoda: “No

entiendo.”

pudo evitar preguntar con curiosidad: “Sr. Manuel, ¿a qué

diseñador. Amandita ha estado trabajando en el diseño. Hoy nos entregó los planos y nos encantaron,” explicó Manuel. “Cuando le dije a tu abuelita que Amandita los había diseñado, pensó que eras tú y por eso te llamó. Disculpa la confusión, no

preocupes.”

“No hay problema.”

y cuando Lorenzo la había buscado, le dijo que a Manuel y Elisa no les había gustado el estilo y por

12.04

Capítulo 369

escuchaba que el trabajo de Fabiana había sido aprobado, estaba feliz por los ancianos, pero también sentía un poco de pena por el diseño que nunca

momento en los próximos días para entregárselo personalmente a la abuela Elisa. No esperaba que les encantara ni que lo usaran, solo

una obra que les gustaba, le

Manuel, Sra.

decepción y

siempre iba a su propio ritmo, se volvió insatisfecha para regañar

y se apresuró a explicarle a Elisa: “Abuelita, el regalo es de Amandita, no mío. He estado ocupada con

esposo con una pregunta: “Manuel, ¿la imagen que me mostraste no era de

de Amandita,” dijo Manuel,

Amandita de la que hablaba Manuel no era la misma Amandita que Elisa creía y confundida, no podía seguir el enredo de la

hiciste tú,”

miró a Manuel

con una sonrisa: “No te preocupes, Elisa solo está un poco confundida, yo entiendo, no

Ella sonrió: “Está bien.”

un vistazo al reloj y se despidió de los dos: “Sr. Manuel, Sra. Elisa,

despidiéndose cortésmente, “hablamos otro

Elisa intentó tomar el móvil apresuradamente: “Aún no he

tal si vamos a dormir y seguimos charlando otro día?” Le dijo

aun así asintió: “Entonces tú

unos cuantos consejos

sosteniendo su móvil, suspiró profundamente y se giró para mirar a

dormida y lo hacía

suavidad y salió, susurrándole a Marta que estaba ocupada en la sala: “Marta, Serena está durmiendo, ¿puedes vigilarla un momento? Voy

lado.”

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