Evrie abrió la ducha y dejó que el agua caliente le cayera encima, limpiándola de todo el desorden y la suciedad del día.

Durante los días siguientes, Evrie no volvió a ver a Farel.

A pesar de que vivían puerta con puerta, sus caminos no se cruzaban.

Ella salía temprano y regresaba tarde, pasando el día en la obra con Leandro, aprendiendo sobre diseño, y por las noches seguía repasando para reafirmar lo aprendido.

Leandro la elogiaba por su rapidez al aprender, decía que tenía chispa, y eso la motivaba a esforzarse aún más.

En un abrir y cerrar de ojos, pasó una semana.

Ahora, Evrie acompañaba a Leandro todos los días a la obra del hospital, y aunque estaba muy ocupada, se sentía realizada.

Casi al final de la jornada, Evrie, cargada con un montón de herramientas, se dirigió al estacionamiento. Ella y Leandro vivían en el mismo complejo y a menudo le pedía un aventón a casa.

Como Leandro aún no llegaba, decidió esperar un rato.

De repente, un Lamborghini se detuvo a su lado. Evrie, por instinto, se hizo a un lado para dar paso, pero en lugar de seguir, la puerta del coche se abrió y varios hombres salieron.

—Oye, Evrie, ¿así que te colgaste del brazo de alguien importante? —le dijo una voz burlona.

Evrie, por reflejo, levantó la vista y se encontró con Zeus, el líder del grupo.

Hacía tiempo que no lo veía, pero seguía tan arrogante como siempre.

Evrie no quería tener nada que ver con ellos y se dio la vuelta para alejarse, pero Zeus bloqueó su camino antes de que pudiera hacerlo.

—¿A dónde tan rápido, eh? Tanto tiempo sin vernos, ¿ya no me reconoces? —le dijo Zeus con una sonrisa torcida.

—Mira cómo te pones, estás toda sucia con esa construcción de Leandro Reyes, tu carita toda manchada. Déjame limpiarte un poco. —

Intentó tocarla, pero Evrie se apartó rápidamente, frunciendo el ceño.

—No me toques. —

vuelto bravucona, eh? Eso lo hace más interesante. Hoy estoy de buen humor, ¿qué tal

gracias, mejor vete. —Evrie lo rechazó con la cara

sonrisa— ¿Qué, ahora me desprecias?

sus secuaces se burló sin piedad—Oye, Zeus, ¿para qué la

—Jajaja… —

ahí, ¿qué más

o a otra cosa?

—Jajaja… —

y Evrie se sintió extremadamente incómoda. Se dio la vuelta

más se resistía Evrie, más lo

tío está arriba, atrévete a tocarme

una vez te recordará? ¡No te hagas ilusiones! Ahora mismo podría hacerte mía

abrazarla y meterla en el coche a la

como pudo y gritó, pero no pudo con la fuerza de ellos. En un momento de pánico, sacó una herramienta de

—¡Ahhh! —

frente de Zeus se llenó

—¡Maldita sea, agárrenla! —

en la frente y sangrando, les

Evrie, la que no logró

esta noche vamos a disfrutar, es su turno. —Zeus les ordenó

tercer intento fallido de tenerla,

a punto de ser metida al coche sin poder resistirse, una voz llena de ira retumbó desde

—¡Deténganse! —

lejos, Leandro Reyes se acercó con el rostro tenso, protegiendo a Evrie detrás

es el Sr. Reyes. —Zeus sonrió

jornada, ya no es tu problema, ¿verdad? Vamos, en agradecimiento por todo

—¡Lárgate! —

—Si te atreves a molestarla otra vez, no me

—Nunca antes te había visto

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