—¿Qué?

Evrie se quedó petrificada de repente, levantando la mirada hacia él.

El hombre estaba justo encima de ella, bajo la luz tenue, sus ojos oscuros brillaban con un deseo de posesión que no podía ocultar.

Iba a hacer su jugada.

Evrie movió los labios, sintiendo su garganta seca.

—¿Qué significa eso de “venirme contigo”? — le preguntó con voz ronca.

—¿No entiendes? Seré más claro entonces. Quiero mantenerte, a largo plazo. Aprovecha que todavía me interesas y pídeme lo que quieras. — Farel le pellizcó la mejilla con una voz cristalina —Así que, pon tu precio Evrie, lo que sea, lo consideraré como tu mensualidad. —

Boom…

Evrie sintió como si un trueno hubiera estallado junto a su oído.

Ella lo miró con los ojos bien abiertos, tardando un rato en volver en sí, con las yemas de los dedos temblorosas.

Así que todo lo que había hecho era con ese propósito.

¿Solo quería acostarse con ella y mantenerla?

Ella apretó los labios y desvió la cara con fuerza —No quiero. —

—¿Qué dijiste? — Farel frunció el ceño.

—Dije que no quiero que me mantengas, y mucho menos irme contigo. — Evrie reunió todo su coraje y se lo dijo, con una firmeza intensa en su mirada.

Parecía que Farel no esperaba esa respuesta tan firme y la observó sin moverse durante unos segundos, antes de soltar una carcajada.

—¿No quieres irte conmigo pero sí con Leandro Reyes? —

se quedó sin

metido a Leandro

le habló como si estuviera tentando a un animalito al borde de una trampa, con

seis mil al mes, poco más de setenta mil al año, descontando seguros y gastos,

right hot novel

.?

abrió los ojos

sobre su

primera noche, ella se quedó dormida

vistazo a la pantalla y

había indagado un poco más y

a mis

reaccionó rápidamente, cuestionándolo

no tendrías que preocuparte por dinero, no sufrirías la presión de tu familia y tu padre recibiría el mejor tratamiento. Sería un trato claro

y sencillo, cada quien

palabras pesaban sobre el corazón de

voz ronca —¿Por

—Probablemente porque eres más pura, obediente, placentera

Le dijo esas palabras.

de ellas caía sobre su cabeza

apretó los dientes y lo empujó

siento, pero

la miró con la

allí con la

que estaba pensando, nada más que esas ridículas e ilusorias nociones de

desdén,

trates de erigirte en una santa. La gente inteligente debería pensar más en

—No, hay mucha diferencia.

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