En la consulta de Farel Haro.

Evrie estaba sentada en una silla, frente a ella había una mesa llena de botellas de alcohol, yodo, hisopos, pinzas y gasas.

Las manos largas y nudosas de Farel destaparon la botella y, con destreza, empaparon un hisopo para aplicarlo en la herida de su frente.

El ardor del alcohol debería doler, pero ella no sentía nada.

Quizás ya se había acostumbrado.

Cuando Marcela la golpeaba hasta hacerla sangrar, nadie excepto su padre la ayudaba con sus heridas.

Evrie aspiró por la nariz, sintiendo un sabor amargo en la garganta.

Si su padre supiera que ella se había vendido, ¿cuánta decepción sentiría? ¿Se enfadaría más que Marcela?

—Ya está.—

Farel fue rápido, en un instante terminó de atender todas sus heridas y cubrió la más grande en la frente con una gasa.

Bajó la mirada, sus ojos se posaron en el cuello de Evrie, observando los moretones rojizos y morados, y de repente soltó una risa.

—Evrie, has cambiado, ahora usas trucos.—

Evrie se quedó perpleja un momento sin entender el significado de sus palabras.

—Anoche te esforzaste tanto en complacerme, en seducirme, ¿fue para que yo te mordiera a propósito y dejara estas marcas?—

Las manos definidas del hombre se deslizaron por su rostro hacia abajo, tocando su cuello y clavícula, acariciando los moratones.

Al siguiente segundo, agarró su delicado cuello con los dedos y, sin esfuerzo, controló su vida en su mano.

Evrie mordió su labio y apartó la cabeza sin hablar.

era una

que eras una conejita débil, pero ahora veo que quizás seas una gatita

la terquedad

más

cuanto más resistía, más despertaba el deseo de conquista en el

una gasa torcida en la frente, los

Se veía tan desamparada.

blando, ¿cómo

lentamente,

—Vuelve a casa.—dijo.

tarde y no podía perder más tiempo.copy

no necesitaba atender personalmente una herida tan leve; con enviarla a consulta general

quien sabe en qué estaba pensando en ese momento; la llevó a su

rápidamente de la silla, le agradeció y salió corriendo

y no quería quedarse

pidió permiso en la empresa y tomó el metro

ánimo para

el camino, Evrie recibió una llamada de su padre, Pablo, quien había estado en el hospital y solo esa mañana se enteró de lo que

la gran cosa. No voy a seguir con el tratamiento y te transferiré el dinero. Úsalo bien y no le envíes más dinero a tu

tiene que sanar

—Pero tú…—

verdad estoy bien. Esperé más de una década

picar y su voz se

suspiró y le preguntó: —¿Todavía te sientes culpable,

apretó los labios y

estrella de desgracia, porque por ella la columna de la familia se había derrumbado y la familia se desmoronó. Fue un golpe

tiempo, incluso ella misma comenzó a

sensación aquel día que ese carro nos embistió a propósito. Quizás alguien me tenía

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