—¿Dr. Farel? —

Blanca exclamó con sorpresa, sin entender qué quería decir Farel.

—Suban al carro. — El hombre lo repitió, —Las llevaré a casa. —

Evrie se quedó parada ahí, con el corazón latiendo un poco más rápido.

¿Después de varios días sin querer hablarle, finalmente estaba dispuesto a hablar?

—Ah… lo siento, Dr. Farel, pero ya tenemos un carro en camino, estamos esperando que el Sr. Reyes pase por nosotros. —

Blanca no quería dejar plantado a Leandro, así que se vio obligada a rechazar la ayuda de Farel, llevándose a Evrie con ella.

Pero lo que Farel dijo a continuación fue —Entonces tú espera aquí a Leandro. Evrie, sube al carro. —

Incluso habló como si estuviera dando una orden, con un brillo de impaciencia en sus ojos.

—¿Qué? —

Blanca miró con desconfianza a Farel, y luego giró su cabeza para mirar a Evrie, toda su expresión era de incredulidad.

¿Qué relación tenían ellos dos?

¡Parecía algo extraño!

En el reservado se veía que algo no estaba bien, especialmente cuando Evrie cantaba, la mirada de Farel hacia ella estaba llena de un fuerte deseo de posesión, como si quisiera devorarla.

Y Evrie estuvo toda la noche con la cara enrojecida, su mirada definitivamente no era una mirada inocente.

¿Será que había algo entre ellos?

Antes de que Blanca pudiera pensar más, Evrie ya había abierto silenciosamente la puerta del carro, le hizo una seña de despedida a Blanca.

—Blanca, quédate aquí esperando al Sr. Reyes, cuando llegue dile que ya me fui y que él te lleve a casa. —

Blanca… ——

carro, y luego

el auto se perdió de su vista,

hot

..

del carro estaba

dos dijo ni una palabra, solo se oían sus

al ver que él no decía nada,

Dr. Farel, por llevarme a casa hoy.

lo único que piensas

en el volante y una expresión inexpresiva, le habló con un tono áspero,

menos le respondía a cada palabra, sin darle a Evrie el trato

lamió los labios, sabiendo bien lo que

dando

admitió su error con rapidez

equivocaste? — Farel le preguntó sin expresión

que me regalaste, incluso si realmente quería venderlo, debería haber consultado tu opinión, Dr. Farel. No debí actuar por mi cuenta, y mucho menos ocultártelo, considerando que es la

sentía que había usado todas las

de reojo, y al ver su rostro serio y suplicante, con esos grandes

volante, tomando una curva, y estacionó el carro en una zona panorámica junto al río Alnorter, con una vista nocturna deslumbrante

y aferrándose al cinturón de seguridad,

habló de

sorprendió, se quedó sin

estabas muy animada,

sintió extremadamente

escucharla de nuevo, era como una

allí, esperando pacientemente,

su garganta y, a pesar de sentirse nerviosa, comenzó a cantar —Yo y mi última

—¡Cambia de canción! —

después de escucharle unas

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