El hombre llevaba un traje negro a medida, camisa blanca, se veía muy guapo, muy austero.

Esa cara de ángulos definidos, con cejas y ojos fríos, labios delgados, emanaba una atmósfera de indiferencia y distinción.

¿Quién más podría ser sino Farel?

—Ay, resulta que es la empresa del Sr. Reyes la que está haciendo una actividad de integración, los vi de lejos y reconocí caras conocidas, así que me acerqué a saludarlos. —

Berto, al abrir la puerta, habló con un tono juguetón y saludó al grupo.

En el reservado la música estaba alta, Leandro no dijo nada, solo saludó con la mano en señal de cortesía.

Blanca, que estaba cantando con el micrófono, los vio y de inmediato reconoció a los dos doctores del hospital. Hace poco había tenido un pequeño accidente en la obra y Berto había sido quien le curó las heridas.

No esperaba que ellos conocieran al jefe y, por lo visto, eran bastante cercanos.

Blanca, con el micrófono en mano, los llamó con entusiasmo desde la puerta. —Berto, ¿por qué no se unen ustedes también? ¡Entre más gente disfrute con nosotros, mejor! —

Al oír esto, las compañeras en el reservado expresaron su cálido recibimiento.

Después de todo, ¿a quién no le gustaría pasar el rato con dos hombres tan guapos?

Aunque no los conocieran, era un placer visual.

Berto miró a Farel con una sonrisa maliciosa. —Oh, yo no tengo problema, pero no sé si el Dr. Farel querrá, él no suele gustar de estos lugares ruidosos. —

Pero al instante, Farel entró y se sentó junto a Evrie con aire despreocupado.

—De vez en cuando, no está mal divertirse un poco. —

Berto sabía que había otras intenciones detrás de su aparente desinterés, soltó una risa socarrona sin desenmascararlo y se sentó en un sofá del interior, junto a Leandro que seleccionaba canciones.

—Sr. Reyes, con una invitación tan entusiasta, mi compañero y yo la aceptamos sin problema.—

Leandro… —…—

¿Qué más podría decir?

del reservado eran tenues, Farel se recostó en el sofá, con las

rozaban la pierna de Evrie, el calor de su cuerpo se transmitía

se paralizó, sin atreverse a

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cerca, sírvele

tras terminar una canción, se sentó a su lado e instó

licor y un vaso vacío de la mesa. Al servirle la bebida, no se atrevió

Farel, su

el vaso lleno hacia él, hablando con la cabeza baja, con la formalidad

compartido la

que no puedo beber.

reclinó despreocupadamente hacia atrás

—Oh…—

un gesto de decepción, recogió el trago, sintiéndose un

incomodidad cuando, de repente, otra mano

pero jugo está bien.

es mi vaso.

¿en serio? — Farel continuó bebiendo con calma y luego le dijo con

—…—

había tomado la bebida de sus

se quedó sin

cohibida, sin atreverse a mirar a su lado, enfocando su

del hombre se cernía en

cuando estaban juntos en

al olerlo de nuevo, sentía su corazón

sacárselas

canción, todos ya cantaron, solo faltas tú. ¿Qué quieres cantar? ¿Te

se sentó frente al equipo de música,

por un asunto urgente, así que la tarea de elegir las canciones había

al verla,

su tiempo balanceando el vaso de vidrio frente a él, sin

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