Leandro Reyes se agachó y le habló.

A través de la reja, su voz seguía siendo suave y tranquila, como si nada hubiera cambiado desde los días en que la cuidaba.

Evrie lo miró fijamente por mucho tiempo, sin decirle ni una palabra.

Había adormecimiento en sus ojos, desesperación y una desolación que sigue al shock.

En ese momento supo que había caído en la trampa de Leandro, había confiado en la persona que menos debía confiar.

Sabiéndose culpable, Leandro tomó la iniciativa de hablarle.

—Lo siento mucho, había demasiadas cosas en casa y tuve que dejarte venir sola, haciendo que te enfrentaras a muchas situaciones desagradables. Pero no te preocupes, ahora que estoy aquí, todos los acuerdos que firmamos cuentan. Te llevaré personalmente, solo quédate a mi lado, ¿está bien? —

Evrie lo miró a través de los barrotes.

Él estaba medio agachado, mirándola a través de la reja, sus ojos todavía estaban llenos de sinceridad, como cuando en casa hablaba de arquitectura y análisis del terreno, como si fuera algo totalmente normal.

Con la voz ronca, Evrie solo logró preguntarle.

—¿Por qué? —

Leandro guardó silencio por un momento, luego torció los labios y le preguntó:

—Evi, ¿sabes dónde estamos? ¿Sabes lo que pasa aquí todos los días? —

a qué se refería, solo

que tú harás es mucho más digno que ellos. Siguiéndome a mí, serás una persona importante aquí, podrás hacer lo que quieras. ¿No

miró fríamente, con una sonrisa

tomarme como tu aprendiz, ¿era para esto? Me llevaste a Brasil, me hiciste acompañar a los clientes, beber con ellos, para acostumbrarme a la cultura de las bebidas, todo para domesticarme poco a

bajó la mirada, no pudo

al principio no lo aceptarías, pero… el mundo es así de desigual. Una vez que te acostumbres a la vida aquí, verás qué es la realidad y dónde está el paraíso. Mira a

hacia el fondo de la jaula, sus palmas estaban sudorosas y

quiero, no quiero acostumbrarme. Solo quiero volver a casa, ¿me

escapó

iba a recordar que Leandro Reyes era el director de

un gran maestro, que apoyaba a estudiantes desfavorecidos cada año, otorgándoles becas, pero al mismo tiempo, era el

dio

enviarlos

estudiante sobresaliente de una familia necesitada, ya estaba

del desarrollo en el extranjero, los proyectos secretos, no era

tono de

te resistas. Sabes que no voy

labios de Evrie se volvieron blancos, y

—No quiero…—

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