—¿Qué dijiste?—

El jefe se sorprendió por un momento, como si no esperara que él tuviera tantas ambiciones—¿Quieres acabar con el Parque LR de Leandro Reyes?—

Farel, sin cambiar su expresión, continuó—Él opera una empresa de construcción en mi país, estafando a talentos de alto nivel para llevarlos al Triángulo Norte y llevar a cabo actividades ilegales con fines de lucro. Esto ha causado un impacto negativo y grave. La postura de los superiores es clara: no puede quedarse.—

Se trataba de la postura negociadora entre ambas partes.

El jefe claramente dudó.

La verdad sea dicha, la última limpieza fue solo para las apariencias.

El Parque LR de Leandro tenía que quedarse.

Cada año le pagaban miles de millones en cuotas de protección al ejército, y eso ya era un acuerdo tácito.

—Me temo que eso no va a ser posible.—

El jefe rechazó la idea de manera directa.

—No es solo por la posición del ejército, también es por las condiciones que me puso la Familia Da Silva. Salvar a alguien está bien, pero no podemos acabar con el Parque LR de Leandro.—

—¿Ah, sí?—Farel arqueó levemente una ceja—¿La Familia Da Silva?—

—Así es.—

El jefe extendió sus manos en señal de impotencia—Sr. Haro, las relaciones son muy complejas, también es difícil para mí. La última vez te ayudé a sacar a una persona, y eso ya causó problemas con Leandro. Si volvemos a ir contra ellos, las relaciones se tensarán, y no valdrá la pena.—

Farel guardó silencio por dos segundos, su rostro sereno no revelaba emoción alguna.

Evrie escuchaba de manera intermitente, pero entendía la complejidad de la situación.

Al final, por más que pelearan en la superficie, en privado todos eran del mismo bando.

podía vivir sin

afable, tuviera raíces

extrañar que hasta Zeus, un

no quería, no solo Zeus y Óscar, sino ni siquiera un perro en el

caso, lo

sonrió cortésmente y mostró

jefe realmente apreciaba a Farel y no podía evitar querer atraerlo a su lado—Si el Sr. Haro quiere salvar a alguien, puedo volver a hacer una excepción y

—No es necesario.—

ironía—Supongo que él no quiere hablar

levantó y tomó la

hemos molestado suficiente, no queremos

y dijo algo de más—Si no le molesta, Sr. Haro, pueden disfrutar de mi hacienda, acabo de

asintió—Bien, se

llegaron a un acuerdo, no podían

caminaba al lado de Farel,

das cuenta que no supiste

la cabeza, arrepentida—Me di cuenta tarde y

engañarte. Ni siquiera podrías igualarle aunque fueras diez veces más

le dijo con voz suave—No te desanimes, todavía no estamos en un

Da Silva hacia Leandro no parecía

se oscurecieron, ocultando

de bestia irrumpió desde la esquina y se

fue tal que parecía

y antes de que pudiera reaccionar, Farel la sujetó por la cintura y se movieron rápidamente

ataque y, siguiendo el

mirando fijamente y, ¡vaya sorpresa, era un tigre enorme

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