Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

Valerio apenas levantó la vista cuando notó la presencia de Evrie.

—¡Oye, eres tú, Nadie!— exclamó con un tono familiar.

Evrie dio un par de pasos atrás, escondiéndose detrás de Farel. No quería entablar conversación, principalmente por el miedo que le causaba el enorme tigre que Valerio llevaba consigo.

Pero a Valerio eso no parecía molestarle. Desvió la mirada hacia Farel y, alzando la voz con un tinte de burla, dijo:

—¡Vaya, vaya! Si es mi compa Farel, el gran doctor! ¿No me equivoco? Pensé que estabas en Alnorter, curando gente y alejado de los problemas, ¿qué haces por estos rumbos?

Farel lo miró de arriba abajo con indiferencia y respondió con desgano:

—¿Y tú qué haces aquí?

—Ni me lo recuerdes, mi viejo me mandó aquí hace ya dos semanas. Dice que quiere que vea lo peligroso que es el mundo exterior.

Valerio no podía ocultar su resentimiento: —El viejo bastardo, cualquiera pensaría que está intentando acabar conmigo—, se quejó en voz alta.

Farel, que parecía entender todo, replicó con una sonrisa sarcástica:

—Seguro que es por otra de tus locuras, ¿no es así? —

Valerio soltó una risa burlona: —Para él, solo tengo buenas intenciones, nunca hago nada malo.—

Sin ganas de discutir, Farel solo dejó caer una frase antes de intentar irse:

mascotas, yo me largo.

su camino, arrastrando al tigre. Miró a Farel y a Evrie de

¿así

que no debes—, respondió Farel, intentando apartarse con

rebelde y heredero conocido en el ambiente, acababa de graduarse, y era de la

siempre

no te vayas! Puedo echarte una mano—, insistió Valerio, agarrando el

Farel

no pudo evitar un grito

—¿Quieres morir?—, amenazó Farel.

—No te enojes,

ayudarte, ¿por qué no

Ojo por ojo, ¿qué te parece? Puedo presentarte a los enemigos de

lo miró de reojo,

te mandó aquí para que

sonrisa fría: —Interesante, animando al hijo a desafiar a su padre,

despreocupación: —Aquí siempre hay peleas, ¿qué más da

La situación era caótica.

era un bien

un segundo y con un