Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

En una oficina moderna del Parque LR, la más grande cadena de negocios de la región, se extendían hileras de escritorios perfectamente alineados.

Gente de toda índole estaba sentada frente a computadoras, tecleando y charlando sin parar.

Sus muñecas estaban esposadas a los brazos de las sillas, algunos con pesadas piedras atadas a sus piernas, otros con cortes de cabello al ras y muchos mostraban heridas en rostros y cuerpos.

Ese era el famoso sector de estafas de Parque LR.

Zeus entró pavoneándose, dio un par de vueltas y su mirada se posó en un hombre en particular.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —le preguntó con autoridad.

El aludido era un señor de mediana edad, con la cabeza rapada y cubierta de cicatrices; no había rincón visible de su piel que no estuviera marcado.

—Jefe, llevo un año y medio aquí —respondió el hombre con diligencia.

—Parece que eres de los veteranos.

Dijo Zeus jugueteando con un bastón eléctrico mientras golpeaba suavemente un teclado.

—¿Cuánto hiciste el mes pasado?

El hombre se puso nervioso, le respondió tartamudeando:

—La… la mitad.

de vago? —Zeus

estaba casi llorando, mostrando un aire que transmitía lástima—. Es que la meta era demasiado alta, todos tienen metas de cientos de

Zeus sonrió con sorna.

de experiencia. ¿Realizar una

negó con

jefe Zeus, es mi

“veterano” que quedaba. Los demás no duraban más

incrementándose hasta que fuera imposible cumplirlas. Era la manera de mantener la sangre fresca

bastón, dejó caer

se tarda

al escuchar eso, y

Zeus, no quiero morir, por favor perdóname,

pateó

desháganse de

subalterno se

Zeus frunció el ceño.

de barbaridad

los

de los poderosos. También hay quien quiere carne