El jefe negó con la cabeza de inmediato—No, no, ya pedí un taxi, no hay necesidad de molestarse.—

—El otro día les entregué a su empresa el proyecto para diseñar el jardín y de repente recordé que tengo algunos pequeños requerimientos que no mencioné, podríamos hablar de ello en el camino.—

—……—

Así que había venido en plena noche para complicarle aún más el trabajo.

El jefe se forzó una sonrisa mientras sus labios temblaban ligeramente—Está bien, entonces le agradezco el gesto.—

Extendió su brazo y atrajo a Evrie hacia sí.

—Evi, ven conmigo, escucha más sobre lo que quiere el cliente, así vas ganando experiencia.—

Evrie—……—

Sin esperar su respuesta, el jefe abrió la puerta trasera del carro y la empujó hacia adentro.

—Siéntate atrás, acompaña al Sr. Haro y charlen un poco.—

Evrie—¿?—

Al levantar la vista, vio la mirada suplicante del jefe—por favor, por favor—.

Farel era conocido por todos por su manía por la limpieza y su aura fría; los gerentes solían evitarlo y preferían tratar los asuntos de trabajo con su asistente.

Pero esta vez él había venido personalmente.

El jefe abrió la puerta del copiloto y se sentó.

Era como si dejara a Evrie a su suerte.

—Evi, el Sr. Haro es un cliente antiguo de la compañía, tenemos varios proyectos juntos cada año, es una buena oportunidad para que se conozcan, puede que en el futuro lleguen a trabajar juntos.—

Evrie se sentó, sintiendo la presencia ligera y fresca del hombre a su lado.

Estaban separados por apenas diez centímetros, sin ningún contacto físico, pero parecía como si sus respiraciones se enredaran.

boca instintivamente y contestó—Entendido,

—¿Dónde vives, señor?—

Farel preguntó de repente.

de la calle Martín, puedes dejarme primero a mí, Evi puede

a

right hot

Haro.—

y el Range Rover salió a

hizo a Diego algunas preguntas menudas, a las que Diego respondió una a

no hubo

que Diego dudara

llevarlo en carro personalmente

del carro

y otra vez la misma

tiene buen

respondió con un—Hmm—distante y no

darse cuenta de que una

cuando él manejaba, siempre era silencioso,

mordió el labio, fijando su mirada

preguntaba cómo estaría su

aún había posibilidad de

—¿Evi?—

estaba tan absorta que sólo cuando Diego

bien,

Diego

a reinar en el

—¿Dónde vives ahora?—preguntó Farel.

sorprendió y respondió—Puedes dejarme en la esquina,

sola desde

la promesa

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