Evrie masticaba en silencio cuando de repente se detuvo.

Alzó la mirada y ahí estaba Valerio, con su cara acercándose lentamente, su cabello rizado obstruyendo sus ojos, revelando solo la parte inferior de una cara guapa tan clara y distinta como la de un cachorro adorable y pegajoso.

—¿Qué tal? ¿Vas a decir algo? —presionó Valerio.

Evrie tragó lo que tenía en la boca y soltó unas pocas palabras.

—¿No te cansas, verdad?

—¿Por qué no me das una oportunidad? —replicó Valerio con una ceja alzada—. Afuera hay un montón de chicas que desean salir conmigo, hasta hacen fila esperando para enamorarse de un galán como yo, ¿y tú solo sabes rechazar? ¡Vaya que no ves lo que tienes enfrente!

Evrie se quedó callada.

Admitía que Valerio tenía una cara de esas que llaman la atención en la calle, que atraía miradas de todo tipo.

Pero…

Le echó un vistazo y dijo para sí—No es que en realidad te guste, por eso no quiero salir contigo.

Valerio frunció el ceño con confusión—¿Cómo sabes que no me gustas?

—Porque cuando me miras no hay sentimiento, no hay amor, solo hay brillo de intenciones y cálculos—respondió ella.

Valerio se quedó parado un momento antes de exhalar un suspiro.

—¿Realmente puedes ver eso?

Evrie bajó su mirada y habló con voz suave—No me subestimes por no haber tenido novio antes. Sé leer las miradas.

Antes no podía.

Desde que tuvo aquel romance, aprendió a distinguir.

tan descarado como el cielo estrellado, tan profundo

más la

más llegaría a ese

modos, nadie podía compararse

su expresión, pero su

tocó la nariz, sintiéndose un poco culpable, cambió de

tal si hacemos un trato y fingimos tener un romance?

—¿Qué?

comenzó a contarle sus razones

estás pasándola mal, tienes que cuidarte de uno y del otro, no te puedes meter con ninguna de las dos familias y encima con mi viejo… Si finges estar

lástima y quiero ayudarte.

lo miró de reojo—. ¿O es que

malicia—Vaya, también lo

su viejo? Ese hombre siempre anda causando problemas, es hora de darle una

la idea—No

suspiró y dijo—Evrie,

teléfono

llené, tú

teléfono y pagó la cuenta.

llegar al vestíbulo, se toparon con un grupo de personas; hombres altos y esbeltos, mujeres elegantes

se cruzaron y

es mi tío Federico! ¿Están en una

levantó la vista al escucharlo y se encontró

coincidencia, los conocía a

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