Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

—Estoy ocupada, ¿sabes? —

Evrie rodeó su cintura con los brazos, frotando cariñosamente su pecho.

—Cuando termine el proyecto, te consentiré como se debe, ¿qué te parece? —

Farel agarró su cintura delgada—Por ahora, vamos a probar un adelanto. —

Evrie se puso en puntas de pies, tomó su rostro y le plantó un beso.

—¿Eso es todo? — Farel mantuvo la expresión seria, —Si no me equivoco, llevas una semana sin tocarme. —

Evrie captó al instante lo que él le quería decir.

Parpadeó—Tengo hambre, ¿podemos comer primero? —

Farel—…—

Se quedó mirando su rostro un poco cansado, con esos ojos limpios y claros.

Farel inhaló profundo intentando contener el impulso que crecía en su interior.

—Está bien, te lo prometo. —

Evrie sonrió feliz y le dio otro beso.

—Eres el mejor. —

Farel—Aléjate un poco, no puedo contenerme por mucho tiempo. —

—…—

Por la noche, la agitación era inevitable.

Sin embargo, parecía que su técnica había mejorado mucho o quizás ella se había acostumbrado bastante.

Cuando se abrazaban, Evrie estaba incluso más entregada que él.

El tiempo pasaba día tras día.

completamente en el trabajo del proyecto, estaba

sin contratiempos, sin

reparación de la

edificio que parecía a punto de colapsar, dejando a la vista solo una fachada de ventanas

personas se

forma única y su exitosa restauración, la Plaza de Plata se convirtió rápidamente en un hito en

un punto

humorística, nadie se preocupaba por los comentarios anteriores, y todos admiraban la atrevida

de la noche a la

público siempre era fácil de

podías hacerlo, todo tu esfuerzo ha valido

miraba el edificio frente a ella, incluso más emocionada que

equipo de proyecto, ella también

también tenía un

aliviada—Finalmente, todo ha terminado.

sorprendentemente, no

No entendía a Giselle.

que sus objetivos no estaban en arruinar la reparación de

del trabajo, me voy

apurada por

un ojo—Sí, mi marido también es importante.

de la empresa con un paso

negó con la

mujeres casadas, realmente son diferentes.

su oficina,

—Como digas, Srta. Evrie.—

arrancó el motor y el coche

…

hora de salida del

salía del edificio