El Range Rover se detuvo en el patio del edificio.

Farel bajó del vehículo y se encontró de frente con una mujer.

Era Abena, quien había estado marcando su presencia todos los días recientemente.

—Sr. Haro, buenas tardes, hace tiempo que no lo veo. —Abena se acercó para saludarlo.

Farel la miró de reojo y con tono indiferente le respondió: —Ayer mismo te vi, no puedes decir que no nos vemos desde hace mucho tiempo. —

—¿Oh? ¿Cuándo nos vimos ayer? —

Abena no podía recordar.

—Ayer a las seis de la tarde, estabas aquí persuadiendo a mi esposa para que se fuera, yo lo vi todo claramente desde mi oficina. —

Abena se quedó un poco atónita.

Una sombra de incomodidad cruzó su rostro.

¿Así que ayer había estado charlando con Evrie y Farel había estado observándola en silencio?

Él simplemente no se había mostrado, pero eso no significaba que no le importara.

Abena se arregló el cabello de manera incómoda y le dijo: —Solo le dije algunas verdades, Sr. Haro, usted mismo está en una situación difícil ahora, no va a enfadarse conmigo por unas palabras, ¿verdad? —

La mirada de Farel era fría y serena, sin una onda de emoción.

Pero sus palabras eran una advertencia clara: —Le aconsejo, Srta. Abena, que se mantenga alejada de ella y no desafíe mis límites, de lo contrario no me molestaría en hacer que su familia pruebe el destino de Olivia. ¿Qué le parece el juego del hundimiento mutuo, Srta. Abena? —

El rostro de Abena se volvió pálido en un instante.

Esas palabras la habían aterrorizado por completo.

investigada y todos estaban preocupados por

aun así la línea roja de

right

se dio la vuelta y se marchó del

Farel retiró su mirada.

y se dirigió directamente al edificio

acercó apresuradamente con un

hay una visita

se dirigió hacia las

con uniformes nítidos y

miembros del equipo de

similar a la

y

Marín, la persona encargada de colaborar con el equipo de

pero estamos investigando a su padre Federico,

acercó y le habló

Farel asintió: —Adelante. —

repente se llenó de murmullos mientras revisaban detenidamente

en el sofá, preparándose

del café llenaba el aire, y

—Pruébelo. —

que su padre, y también prepara mejor el café que

—Es una lástima, se

tomó un sorbo de su café con indiferencia y le dijo con una voz clara y fría: —Siempre he actuado con la conciencia tranquila, así que no

rio suavemente, mostrando una determinación

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