Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

El corazón de Evrie se ablandó completamente.

Todo esto… él lo había hecho.

Sus atenciones, sus preocupaciones.

Ella tomó la pastilla que Blanca le pasó y bebió un sorbo de agua para tragársela.

Blanca fue a la cocina a lavar frutas y las trajo a la sala, donde se sentó con Evrie en el sofá a acariciar al gato y ver televisión.

—Toma, come una manzana, ayuda a controlar las náuseas del embarazo, es una instrucción de tu Sr. Haro, vengo con una misión y tengo que reportarme cuando la haya terminado—.

Evrie no pudo evitar sonreír.

—¿Cuántas cosas te pidió que hicieras? —

—Oh, muchas, una lista entera con instrucciones y todo, más de lo que pidió la última vez que ustedes dos rompieron—.

Blanca mordió una manzana y le dijo: —Pero ya estoy acostumbrada, ya sabes lo que dicen: barriga llena, corazón contento —.

Evrie soltó una risa.

Con la llegada de Blanca, la habitación tranquila de repente se llenó de vida.

Después de tomarse la medicina y comerse fruta, Evrie se sintió un poco mejor del estómago.

La telenovela en la televisión seguía de fondo mientras charlaban de todo un poco.

—Quién lo diría, tu bebé ya tiene tres meses. Recuerda que tenemos un trato, cuando nazca, quiero ser la madrina de tu bebé—.

—Por supuesto—.

—Y recuerda, no puedes escoger a Berto como padrino, no vas a querer que el niño aprenda de un Don Juan—.copy right hot novel pub

—Pero si ustedes dos son tan amigos, ¿todavía tienes algo que

una queja, es un hecho—.

se divirtieron juntos

ceja: —Una cosa es jugar y otra muy diferente es trabajar duro para ganar dinero. En cuanto a tener

la miró de arriba a abajo

decidida, ahora tienes

vientre y sonrió: —No tengo

Blanca continuó suspirando.

amor es así, tiene

más sacrificas, más te

……

habitación y se acostó en la cama, no

al cuarto de huéspedes, la

con una

me tomé la medicina, he

segundos después, su teléfono

nombre de Farel brillaba en

Evrie le respondió rápidamente.

¿Hay algo que te

—No, todo está bien—.

su móvil y

definida de

sentado en un hotel, con su portátil y algunos documentos

miraba fijamente, sin querer apartar

que ves? —

sí y sonrió: —Sí, eres el