Blanca lo empujó con fuerza.

Berto acababa de asearse, el cabello lo tenía ligeramente despeinado, su mirada perezosa, la camisa holgada colgaba de su cuerpo, insuficiente para ocultar su estilizada figura.

Él sonreía, con los brazos cruzados apoyándose en la pared.

—¿Qué pasa, te levantas y ya no te acuerdas de nada? — le dijo él.

Blanca lo miró fijamente y le preguntó directamente —¿Qué pasó anoche? ¿Y qué es lo de la bebida de Evi? ¡Habla claro y cuéntame todo! —

Berto tosió —Bueno… la idea era emborracharte, esa bebida pega fuerte después, pero no te sube de golpe, te hace sentir como flotando, muy cómodo. Quería sacarte información, pero al final fue Evi quien se la bebió toda. —

Blanca cerró los ojos y respiró hondo.

—¿Berto, te atreviste a emborracharme?—

—¿Quién fue la que dijo que ni borracha revela sus secretos? Solo quería probar. — le replicó él.

—Desgraciado, si Evi sufre alguna secuela por tu bebida, te retuerzo el cuello.

Blanca lo miró de reojo y se giró para irse, recordando de repente que estaba en su propia casa.

Ella señaló a Berto —Tú, sal de aquí. —

Berto no se movió, sino que dio dos pasos adelante y la acorraló contra la pared.

—¿Así que me usas y luego me descartas sin más? ¿Dónde quedó tu conciencia? ¿Quién te llevó a casa anoche, quién te bañó, te preparó la cama, te cantó para dormir…? —

—¡Para, para, para! — Blanca lo interrumpió —No pienses que por haber dormido contigo un par de veces puedes hacer un drama. Anoche te aprovechaste de mi borrachera y ya está, pero no pienses que te vas a quedar aquí. No me obligues a golpearte. —

Diciendo esto, Blanca levantó la mano para empujarlo.

—Al final, ¿quién durmió con quién aquí? — Berto sujetó sus manos y las inmovilizó a ambos lados —¿Quién fue la que borracha no me dejaba ir, quien me trataba como si fuera su hombre, quien me quería exclusivamente para sí misma, y ahora que estás sobria, te haces la desentendida? —

El rostro de Blanca se enrojeció al instante.

Ella le contestó firmemente —Como dijiste, estaba borracha y te confundí con otra persona. Si no vas a dejarlo pasar, pon tu precio, ¡te transferiré el dinero! —

Berto se rio con sarcasmo —Bien, cincuenta mil por una noche, los precios clásicos de un club nocturno, haz la transferencia. —

Blanca —¿¿¿???—

¿Cincuenta mil por una noche?

¿Está loco?

¿Está hecho de oro o qué?

¡Ni las estrellas de tercera fila se atreven a pedir tanto!

—¿Te enfadaste? ¿No puedes pagar? — Berto la miró con ironía —Vende tu BMW y podrás cubrirlo.—

—…—

a la oficina con varias

no había mucha gente.copy right hot

y Rosana

y las saludó

¿Cómo compraste tanta variedad de

con entusiasmo,

desayuno? ¡Qué falta de atención!

—Por eso necesito que ustedes me ayuden a

—Mmm, déjamelo

caja

rogar, se arremangó las

agudo, notó un

pasó con tu muñeca,

expresión —Es una

¿Perro?

perro parece

la calle, ¡a ver si se

Diez minutos más tarde.

había terminado de comer y se llevó a Evrie a la

Las amigas intercambiaron información.

primer día de regreso…

y miró hacia Blanca —¿Así que

encuentro hace medio año?

Blanca asintió en silencio.

quedaron calladas por unos

Eso fue explosivo.

Demasiado explosivo.

a Evrie —Evi, ¿qué piensas ahora, todavía

y negó con la

más importante. Todavía me

¿quieres tener una relación con

no pudo evitar

mano, lo chocó con el vaso

enfocándonos en nuestras carreras, creciendo y logrando más éxitos.

lo que pienso,

ambas se prepararon para dejar

tal ímpetu que tironeó un nervio, soltó un grito de dolor y se quedó inmóvil

de la cintura

vez el dolor de espalda? ¿Qué tal si hoy te tomas el día

con la cabeza—No hace falta, es

Blanca se sentía conmovida.

también un poco angustiada por

seguidos, Evrie desarrolló

no haberse cuidado bien después del

viviendo de un lado para otro, usando el trabajo

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