—Has vuelto—, le dijo Evrie, visiblemente incómoda al verlo.

La mirada de Farel se posó en ella y por un instante se oscureció, ocultando una corriente subterránea difícil de detectar.

Él abrió la boca, pero al final sólo le murmuró.

—Mmm—.

Evrie, temiendo que él malinterpretara la situación, se levantó de prisa y señaló a Irene para explicarle lo que había pasado.

—Me encontré a Irene sola en la calle y la traje aquí contigo. Ahora que has vuelto, te la dejo. Ya es tarde, debo irme—.

Diciendo esto, caminó hacia la salida con un aire de urgencia.

Ese lugar también había sido su hogar, pero ahora se sentía como si estuviera caminando sobre espinas, lo único que quería era marcharse cuanto antes.

Para que su corazón no se agitara tanto.

Farel, sin cambiarse los zapatos, volvió a recoger las llaves del coche.

—Te llevo—.

Evrie se negó repetidas veces, mostrando las llaves de su propio coche —No hace falta, tengo mi propio vehículo, es nuevo—.

Farel, imperturbable, le dijo —Está lloviendo afuera, ese coche nuevo que compraste es un poco básico, podría dejarte tirada a mitad de camino—.

Evrie frunció ligeramente los labios, se sentía incrédula.

—Señor Haro, ya le dijiste eso a Blanca la última vez. ¿Usas la misma excusa dos veces porque crees que no entiendo de coches? —.

Farel guardó silencio por un momento y luego le habló —Lo digo en serio—.

—No hace falta que me expliques nada, yo puedo manejar mi coche de regreso, Señor Haro, mejor cuide bien de su sobrina. Adiós—.

Después de hablar, Evrie se cambió los zapatos rápidamente en la entrada y salió en un abrir y cerrar de ojos.

Excusas sobre coches con malas configuraciones y averías en días de lluvia.

No creía en ninguna.

Evrie entró en el ascensor, que la llevó directamente al garaje. Pronto encontró su coche nuevo y comenzó el trayecto de regreso a las Residencias Árbol Dorado.

nubes negras amenazantes, presagiando una

Barrio El Magnético,

antes de

sumiendo

y se esforzó por observar las condiciones de la carretera mientras conducía a través

poco tiempo, el agua ya cubría

no tuvo más remedio que avanzar

charco, se escuchó un

—…—

que llamaban

arrancar el coche varias

que se había quedado definitivamente

lluvia se intensificó, como si

llamada, pero se dio cuenta

puerta del coche. Era una inundación como no se veía en años, y ella había tenido

del coche ahora, el agua inundaría

tiempo para

de valor, dispuesta a abrir la puerta y

—¡Bip! —

la sorprendió, y al mirar vio un Range Rover negro,

se bajaron y un hombre con rasgos definidos se

—Ven, cambia de coche—.

—¿Por qué me

—…—

y ella no tenía nada que

había estado siguiéndola todo el

del agua afuera había aumentado, casi al nivel de la ventana, y Evrie

apretó los dientes, se lanzó por la ventana del coche y con manos y pies se metió por la ventana del Range

de manos grandes se agarraron a

apoyado en Farel, tan

pegaba a su

de Evrie ardían y su

y la firme mano de Farel la

muevas, cuidado con torcerte

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