—Has vuelto—, le dijo Evrie, visiblemente incómoda al verlo.

La mirada de Farel se posó en ella y por un instante se oscureció, ocultando una corriente subterránea difícil de detectar.

Él abrió la boca, pero al final sólo le murmuró.

—Mmm—.

Evrie, temiendo que él malinterpretara la situación, se levantó de prisa y señaló a Irene para explicarle lo que había pasado.

—Me encontré a Irene sola en la calle y la traje aquí contigo. Ahora que has vuelto, te la dejo. Ya es tarde, debo irme—.

Diciendo esto, caminó hacia la salida con un aire de urgencia.

Ese lugar también había sido su hogar, pero ahora se sentía como si estuviera caminando sobre espinas, lo único que quería era marcharse cuanto antes.

Para que su corazón no se agitara tanto.

Farel, sin cambiarse los zapatos, volvió a recoger las llaves del coche.

—Te llevo—.

Evrie se negó repetidas veces, mostrando las llaves de su propio coche —No hace falta, tengo mi propio vehículo, es nuevo—.

Farel, imperturbable, le dijo —Está lloviendo afuera, ese coche nuevo que compraste es un poco básico, podría dejarte tirada a mitad de camino—.

Evrie frunció ligeramente los labios, se sentía incrédula.

—Señor Haro, ya le dijiste eso a Blanca la última vez. ¿Usas la misma excusa dos veces porque crees que no entiendo de coches? —.

Farel guardó silencio por un momento y luego le habló —Lo digo en serio—.

—No hace falta que me expliques nada, yo puedo manejar mi coche de regreso, Señor Haro, mejor cuide bien de su sobrina. Adiós—.

Después de hablar, Evrie se cambió los zapatos rápidamente en la entrada y salió en un abrir y cerrar de ojos.

Excusas sobre coches con malas configuraciones y averías en días de lluvia.

No creía en ninguna.

Evrie entró en el ascensor, que la llevó directamente al garaje. Pronto encontró su coche nuevo y comenzó el trayecto de regreso a las Residencias Árbol Dorado.

con nubes negras amenazantes, presagiando una

del Barrio El Magnético,

esperando llegar antes

los cinco minutos, la lluvia se desató con furia, sumiendo la ciudad en una cortina de agua que dificultaba la

condiciones de la carretera

poco tiempo, el agua ya cubría

tuvo más remedio que avanzar con

un

—…—

que

el coche varias veces, pero no

que se había quedado definitivamente

lluvia se intensificó, como si el

el coche, intentando hacer una llamada, pero se dio cuenta de que su móvil estaba sin batería y se

seguía subiendo y pronto llegaría a la puerta del coche. Era una inundación como no se veía en años,

abría la puerta del coche ahora, el agua inundaría

había tiempo

se armó de valor, dispuesta a abrir la puerta y salvarse por sí

—¡Bip! —

repentino la sorprendió, y al mirar vio un Range Rover negro, bañado en lluvia, detenido al lado de su

y un hombre con rasgos definidos

—Ven, cambia de coche—.

—¿Por qué

—…—

ella no

Farel había estado siguiéndola

nivel del agua afuera había aumentado, casi al nivel de la ventana, y Evrie apenas podía abrir la puerta del

dientes, se lanzó por la ventana del coche y con manos y pies

manos grandes se agarraron a su cintura

apoyado en Farel, tan cerca que podía respirar su ligero aroma,

su pecho se pegaba a su piel empapada, creando una atmósfera

de Evrie ardían y su

movió un poco y la firme mano de Farel la sujetó por

cuidado con

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