Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

Él dijo: —Si Farel te decepcionó, yo no lo haré.—

Evrie se quedó pasmada.

Tardó un tiempo en reaccionar.

Conociéndose durante tantos años, era la primera vez que veía a Valerio tan serio.

Él la había ayudado alguna vez, le había brindado su amistad, habían jugado y reído juntos, y luchado codo a codo.

Pero el momento en que estaba mostrando su mayor seriedad y sinceridad era ahora, apoyado en el cristal del zoológico, pidiéndole que se casara con él.

En ese instante, Evrie se sintió conmovida.

Conmovida por cada uno de sus sinceros gestos hacia ella.

Evrie cerró los labios, bajó las pestañas y con voz baja le dijo: —Valerio, eres mi amigo más importante, no quiero dañar nuestra amistad.—

—¿Casarte conmigo es un daño, y con Farel no? — Valerio fruncía el ceño, mostrando su descontento.

Respiró hondo, buscando la calma para razonar con ella.

—Evi, el matrimonio y el amor son diferentes. El amor puede ser apasionado, un todo o nada, pero para casarse hay que encontrar alguien adecuado, estable, seguro, acaudalado, que satisfaga todas tus necesidades. —

Valerio se señaló a sí mismo: —Yo soy ese hombre ideal. Si vas a casarte, hazlo conmigo. —

Evrie lo miró y sonrió con resignación.

Respiró hondo y le dijo: —Valerio, tienes una gran personalidad. —

que puedas tener un verdadero amor, dejar atrás las

Valerio no podía entenderlo.

ojos le expresó: —Si tú estás feliz, yo estaré feliz. Nunca te abandonaré ni te traicionaré, compartiré mi fortuna contigo y, si quieres el divorcio, te llevarás la mitad de mis bienes.

Evrie suspiró.

disfrutando de tus beneficios sin sentir nada por ti, no sería justo. Por eso no puedo

fijamente, sin decirle nada

las luces de arriba se atenuaron, dejando solo unas pocas luces nocturnas, finalmente

en

—No. —

bajó la cabeza:

esta vida, no volvería a amar

reflejo bajo la luz

amar sin ser correspondida, entonces

—¿Aceptas qué? —

casarme jamás.

de nuevo, sumido en

Cuatro años y sigues igual de

sonrió, una chispa de desafío

cuatro años, seguía

en el reflejo del

cabeza hacia Valerio: —¿Nos vamos?

los

Pronto se repuso.