Evrie sentía cada poro de su piel dilatarse.

Su pijama había sido despojado por completo.

En la penumbra, su voz sonaba grave—Si te duele, recuerda decirme. —

Las mejillas de Evrie ardían mientras se enterraba en su pecho.

Una mano grande y firme agarraba su cintura delicada, presionando suavemente al ritmo de sus movimientos.

Hasta que Evrie no pudo resistirlo y le dijo—No, no me presiones más. —

Farel soltó una risita ahogada y volvió a sujetarle la cabeza.

—Está bien, como quieras. —

Al final, se negaba a soltarla, con su aliento enterrado en su pecho.

—Evrie, quiero que seas mía para siempre. —

Durante toda la noche, Evrie sintió que la abrazaban con fuerza, era incapaz de liberarse, incluso darse la vuelta resultaba difícil.

El aroma de él era demasiado intenso.

En una sola noche, había impregnado toda su cama, llenándola con su esencia.

Al despertar por la mañana, al lado de su cama estaba vacío, él ya no estaba allí.

Evrie estaba acostada en la cama, tomándose un buen rato para darse cuenta de que lo de la noche anterior no había sido un sueño.

Esa noche había sido agotadora, había dormido profundamente.

Incluso no se percató de cuándo se había ido Farel.

Tomó su teléfono móvil y justo vio un mensaje de WhatsApp de Farel, enviado a las cuatro de la madrugada.

Me fui.

te permito tener una

evitar sonreír y luego se

ido antes de que amaneciera, como

pararse frente al espejo, vio marcas por todo su clavícula y hombros, como si alguien hubiera estado sellando

cepillo de dientes, con una sensación de emoción que

Triángulo Norte, cuando él tomó su mano y le

aquella vez en la sala de hospital, cuando él

voz baja y profunda repetía

respiró hondo para calmar los latidos de su

estaba a punto

estaba parado en la entrada con una gran

vengo a traerle el desayuno por orden del

a su

te verá en un par

cuatro de la madrugada, debía estar

el desayuno con comprensión—Está bien, ya entiendo.

llaves y

de Range Rover en

su corazón y sus labios se elevaron involuntariamente—Gracias, lo

familia, no hay de qué.

acercó

que Joan se fue, Evrie se sentó a la mesa

salió para

edificio, vio a lo lejos un Range Rover blanco,

alto, grande, muy

se atrevía a manejar ese tipo de vehículo grande,

oficina y encender su computadora, Blanca se acercó

ves tan radiante hoy?, ¿ya no

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