Blanca se quedó perpleja.

¿Hermana?

¿Desde cuándo Berto tenía una hermana tan deslumbrantemente hermosa?

Pero mirándola bien, sí que se parecían.

Ambos tenían rasgos extremadamente atractivos.

De repente, Blanca se sintió fuera de lugar.

¿Había mostrado su mal humor frente a la hermana de Berto sin ninguna expresión en su rostro?

La belleza la miraba con una mezcla de curiosidad y picardía en sus ojos, con un toque de sonrisa.

Se arregló su cabello rizado y habló de nuevo: —Sé que Berto ha tenido un pasado complicado, y es normal que desconfíes de él. Incluso dejarlo solo en el hospital no me parece mal, pero… Últimamente he estado muy ocupada viajando por trabajo y realmente no tengo tiempo para cuidarlo. ¿Te importaría hacerme el favor de visitarlo en el hospital?—

Blanca se quedó colgada por un momento.

Casi instintivamente se disculpó: —Lo… lo siento, he sido descortés contigo en la habitación del hospital.—

La hermosa mujer parecía tener mucho mejor temperamento que Berto, incluso era más amable.

Dijo despreocupadamente: —No hay problema, ya que aclaré las cosas, debo irme. ¿Te importaría pasar por el hospital y ver cómo está Berto, Blanquita?—

Blanca se sonrojó completamente.

Así que Berto le había contado hasta esos pequeños apodos.

Después de hablar, la hermosa mujer se despidió y se subió a su auto para irse.

Tan rápida y eficientemente como un vendaval.

El Rolls-Royce Cullinan desapareció rápidamente del estacionamiento, y Blanca seguía sin recuperarse del shock.

todo el encuentro, se volteó hacia

—¿Volverás?—

mirada, todavía sonando un poco

al hospital. Puedes irte, no te

te lleve?—

es necesario, tomaré

dio la

su apresurada silueta

un gran

la manera en que Blanca estaba actuando, estaba claro que ya

el hospital tan

las palabras, pero su

—Buzz—Buzz—

teléfono comenzó a vibrar. Era

voz tierna y dulce del

corazón de Evrie se ablandó al oír su

que le había prometido a Yolia que iría a cenar si tenía tiempo

momento, aceptó alegremente: —Claro, espérame un poco, llegaré en

te espero,

Irene colgó emocionada.

tía Evi ha aceptado, dijo

su reloj

segundos, la llamada fue

que vengas a cenar

respondió

—Oh.

lo esperaremos para cenar,

de unos segundos del

preguntó con su voz serena:

parpadeó con sus grandes ojos inocentes y preguntó: —¿Pensé que estabas

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