Cuarenta minutos después.

Evrie llegó como había prometido a la pequeña villa de Irene.

Después de algunos años sin visitar, todo parecía igual que siempre, solo que los dos árboles en el jardín habían crecido bastante.

—Tía Evi, ¡finalmente llegaste, te extrañé mucho!—

Apenas Evrie detuvo el auto, Irene se acercó saltando felizmente, con su rostro tan tierno y encantador.

Evrie sacó una caja de juguetes del asiento del copiloto y se la entregó.

—Yo también te extrañé, aquí traje un regalo para ti.—

Al ver que tenía un regalo, Irene se alegró aún más y la llevó hacia la villa.

—Esto es genial, sabía que tía Evi es mejor que mi tío Farel, él solo me da regalos en mi cumpleaños.—

Hablando sin parar, entraron a la casa, donde Yolia, con un delantal y el cabello recogido, salió de la cocina.

—Evi ha llegado, siéntate y juega un poco con Irene, hoy cocinaré yo, solo faltan dos platos para cenar.—

En la cocina también estaba la alta figura de Emanuel, vestido con ropa de casa en tonos grises claros.

Parecía estar ayudando, lavando y cortando verduras, con las mangas arremangadas hasta los codos, sus movimientos eran fluidos y hábiles.

Evrie saludó con una sonrisa —Hola hermana, hola cuñado.—

asintió educadamente en

la cocina, su presencia en ese ambiente doméstico contrastaba un

un contraste

entrada y

entrar, vio una figura sentada en

discreto vestido, cabello recogido con elegancia, su postura era

quien no se

un instante

—Señora Haro, buenas tardes.—

las dos solían ser familia, por lo que Evrie era extremadamente cortés con

había perdido su habitual arrogancia, transformándose en alguien mucho

right hot

— dijo con suavidad.

tomó asiento frente

gran ventana se podían ver los árboles

una taza de té y tomó la iniciativa

años sin verte,

—Usted también.—

decía

de todo, la Victoria de hace unos años no había sido tan amable

la opresión que venía con

voz era tranquila y suave, como si

la familia. Usé todos los recursos de mi familia para apoyarlo a cambiar de carrera, emprender y resurgir poco a poco. Hoy ha llegado a donde está.— Visita readerexp.com para apoyar a los editores

mirada de Victoria se bajó, como

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