—Toc toc toc—

En la puerta del hotel, unos golpecitos resonaban.

Despertaron a Farel de su sueño.

Abrió los ojos y lo que vio fue un caos: sábanas arrugadas, mantas revueltas y algunas prendas de ropa esparcidas por el suelo.

Imágenes borrosas de la noche anterior comenzaron a flotar en su mente.

Sonidos de respiración, suplicas, los gemidos contenidos de una mujer...

Le habían drogado.

Y era una dosis fuerte.

Farel miró alrededor de la habitación vacía con un semblante sombrío.

No esperaba casi caer en las manos de Marín.

—Toc toc—

El sonido insistente de la puerta se mezcló con una voz familiar.

—Sr. Haro, soy yo, abra la puerta.—

Al oír esa voz, Farel se calmó un poco, se levantó, se puso una bata y caminó hacia la puerta para abrirla.

Joan estaba afuera, con una expresión seria y llevando un conjunto de ropa limpia.

—Sr. Haro, ¿estuvo bien anoche?— preguntó Joan con preocupación.

—¿Qué haces aquí?—

Joan respondió muy serio —La señorita Evrie me envió un mensaje esta mañana, dijo que pasaste la noche aquí y que viniera a recogerte.—

—¿Evrie?— preguntó Farel.

—Sí.—

—¿Dónde está ella?—

confundido —¿No

apretó los labios, sin

su conciencia estaba nublada y solo recordaba tener alucinaciones, viviendo

atención estaba en el fuego dentro de

la voz de Evrie, y su olor único

mente nublada, pudo identificar rápidamente que era

había permitido encender

ocasiones ella, con voz suave, se quejaba de dolor en la cintura, y él no pudo detener su fuerza.copy right

papel de Joan y se metió al baño a cambiar de

curioso, miró dentro

¡Vaya desastre!

Muerte que su novia le había comprado para Halloween estaba tirado

¿Jugando a disfrazarse?

Parecía que sabían divertirse.

después, Farel salió del baño vestido, bloqueando la

de seguridad de este lugar, busca a una chica de unos veinte años, párpados dobles, cabello negro y largo, cara inocente, muy delgada. Debería haber estado merodeando por aquí entre las

adivinó lo

serio —Si no me equivoco, debe

repetidamente, sacó su teléfono

la puerta y salió de la

sus contactos y consiguió fácilmente las grabaciones de

las cámaras, Jacinto se rió con una sonrisa ambigua y

Joan estaba perplejo.

que Jacinto nunca dejaba de intentar robarle el corazón, pero no podía señalar nada

salir al vestíbulo, Farel inmediatamente vio el Range Rover blanco en el

modelo y el número de placa eran demasiado familiares

giró hacia Joan

—Sí.— respondió Joan.

del compartimento secreto de su propio auto y se la pasó a

si acaso desde que le habían regalado el

—beep beep— desbloqueó el auto con dos

la parte delantera del auto, subió y bajó la ventana para darle instrucciones

encuentres a esa chica, llévala a la empresa y

Haro, ¿adónde va ahora?— preguntó Joan

las Residencias

caer esas palabras, encendió el motor y se marchó en

—Ding dong—ding dong—

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