Capítulo 53

De repente, Morgan se detuvo, con una expresión gélida, desabrochó su chaqueta de traje y se la quitó, lanzándosela a Cira: -Ve y cómprate algo de ropa para cambiarte.

Cira no la atrapó y la chaqueta cayó al suelo.

El rostro de Morgan se ensombreció aún más: -¿Estás jugando conmigo?

Ramón no pudo evitar frotarse la nariz, pensando para sí mismo.

Cira, con calma: -Tengo ropa de repuesto en la sala de descanso. Si no fuera por el señor Vega, no tendría que gastar dinero en otra camisa.

-¿Ni siquiera tienes para una camisa? – Morgan sacó una tarjeta de su cartera y la tiró hacia ella, cayendo también al suelo.

Parecían estar en un punto muerto.

Finalmente, fue Ramón quien no pudo soportarlo más, recogió la chaqueta del suelo, sacudió el polvo, guardó la tarjeta en su bolsillo y cubrió a Cira con la chaqueta: -Eh, hay un centro comercial al frente, seguramente venden ropa para mujeres. Secretaria Lou, ve a elegir algo para cambiar. Hace frío, lo importante es que no te enfermes.

-La tarjeta la puedes usar libremente, compra lo que necesites… Nosotros iremos primero a el restaurante Pinos y Grullas. Cuando termines de comprar, ven directamente, te esperaremos para empezar a comer.

Morgan lanzó una mirada helada a Cira y se fue.

Ramón sacudió la cabeza y lo siguió.

Cira, sin aguantar ni un segundo, se quitó la chaqueta de los hombros, la agarró con fuerza en su mano, casi resistiéndose a tirarla a la basura.

¡Este hombre!

tres minutos completos antes de poder controlar su enojo. Luego, Cira se dio la vuelta y

lado, Ramón no pudo evitar decir: -¿Por qué la molestas sin

era su mujer y otros la deseaban, ¿no estaba haciéndose daño

simplemente sentía que ella no le agradaba en nada.

de alguien que ha pasado por eso, dijo: -Llegará tu momento

1.3

+15 BONOS

no buscó marcas, solo entró a la primera tienda y le dijo su talla

echó un vistazo y eligió una, entró al probador, se quitó la camisa mojada y sintió como si algo las estuviera asfixiando, una sensación

que si seguía junto a Morgan, algún día perdería el control y terminaría en un desastre junto con él.

le entregó la camisa mojada a la vendedora para que la empacara, luego pagó con la tarjeta y dejó un 200% de propina.

encantada, la despidió cortésmente:

salir del centro comercial, Cira llamó a Morgan:-Señor Vega, he caminado demasiado hoy, me duelen

el bolsillo. Si se pierde o se

y cortó cualquier posibilidad de

repitiendo mentalmente la palabra paciencia cincuenta veces, se dirigió al

restaurante.

había una

Era Emilia.

verla,

contrataron! ¡Gracias!

ti, no podría haber trabajado cerca

no había tenido tiempo de informarle a Emilia que había

Morgan quien personalmente le

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