Capítulo 54

Esta comida no necesitaba su intervención, así que Cira se concentró en comer.

Mientras Emilia acosaba a Morgan con preguntas, Cira terminó un tazón de sopa de pollo con bamboo, dos cangrejos, tres camarones fritos en aceite, algunos filetes de foie gras, pescado y verduras blanqueadas, entre otros…

Ramón pensó para sí que esta chica realmente tenía buen apetito.

Morgan también la observaba, asombrado de verla comer tanto por primera vez. Parecía como si no hubiera comido en días, tan absorta estaba en su comida, sin mirar a nadie más.

De repente, él preguntó: -¿Ya terminaste?

Levantando la vista, Cira lo vio mirándola, claramente dirigiéndole la palabra, y tras tomar un sorbo de té de lima, respondió: -¿Alguna instrucción, señor Vega?

-Envía a la señorita Sánchez a casa -dijo Morgan.

Cira no tenía coche, ¿cómo iba a enviarla?

Pero tampoco quería contradecirlo, viéndolo como una oportunidad para irse: Está bien.

Emilia, dispuesta a irse con ella, se levantó y tomó su bolso: -Entonces, hermano Morgan, nos vemos mañana en la empresa.

Morgan asintió con la cabeza.

La chica, cogiendo del brazo a Cira, la llamó dulcemente: iHermana Cira!

restaurante, Ramón realmente se impresionó por Morgan. Aunque solo se habían encontrado con Emilia por casualidad, ¿cómo se le ocurrió dejar que la secretaria

envías con Cira, ¿no terminará

el ceño.

eran tan cercanas, se aferraba

visto a un hombre más guapo en mis cuatro años de universidad, ¡es incluso más guapo que

+15 BONOS

años!

sentía igual cuando empezó a gustarle Morgan.

debería ser asunto de ella, pero como había llevado a la chica a Morgan, si ella sufría por amor, también sería culpa de Cira. Así que con cautela le recordó.

hermano también es guapo, seguro que tus otros hermanos también lo son, y Ramón, todos tienen buena apariencia. Así que se puede ver que no faltan hombres guapos en este mundo. El señor Vega tampoco es tan guapo como para ser asombroso. Quizás solo

mismo -retorció Emilia con una sonrisa. -El hermano Morgan tiene ese aire de… como si no le gustara nadie, esa calidad de hombre

le gustaba nadie,

de conquistarlo, ¡seguro puedo hacer que caiga a mis pies bajo mi falda de

hará volver al vagabundo o romper el voto del asceta.

-Realmente no es tan

-una voz masculina

estaban paradas en un lugar oscuro entre dos farolas, la luz de los coches pasando iluminó por un momento la

¿qué problema hay?

unos segundos,

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