Capítulo 85

Después de todo, Cira le temía a Morgan en el fondo.

No se le ocurrió cómo él usaría el contrato en su contra.

Así era la gente; cuando más era desconocida una cosa, más tendía a temer y a sentir inseguridad.

Para su sorpresa, Morgan no dijo nada más y soltó directamente su mano, subiendo las escaleras a grandes zancadas.

Ni tampoco le pidió que lo siguiera.

Pero su espalda le decía claramente que desafiara a subir.

Cira rápidamente buscaba soluciones mientras su mente trabajaba a toda velocidad. Sin querer, cruzó miradas con Osiel y lo vio asentir ligeramente con la

cabeza.

Ante eso, ella se recompuso y finalmente decidió subir.

Por lo menos, con Osiel ahí, él la asistiría.

En cuanto a Osiel, las condiciones que Cira había ofrecido, incluso no por el bien de Marcelo, le eran satisfactorias.

Así que en resumen, él la ayudaría.

Abajo estaba la zona de entretenimiento para los invitados comunes, mientras que el segundo piso era donde se reunían los más influyentes del crucero.

de Morgan y dijo: -Están jugando al Fucho.

Morgan respondió cortésmente:

demasiado

ellos. Ya estoy viejo, no aguanto el cansancio. Ahora me voy

en

habitación, y Cira lo

un sofá, una mesa

pero en la mesa de juego estaban sentados dos hombres con trajes, charlando. Ninguno de

+15 BONUS

pero por el momento no pudo

estado jugando cartas y, al entrar en la habitación, se sentó en la mesa de juego. Morgan también ocupó el lugar que

de repente. Esa noche, llevaba un vestido de escote, con el cuerpo de terciopelo de un color similar a una rosa marchita y la falda de gasa de

de una princesa, pero al siguiente momento, ajustó su vestido y se sentó en

encendió un cigarrillo para él

Cira percibió una incómoda

tenían una mujer a cada uno a sus pies, haciendo prácticamente lo mismo. En resumen, todas ellas parecían criadas sirviendo a sus dueños.

qué hacer. Se quedó allí

hubo repartido las cartas que levantó la vista hacia

se arrodillara sumisamente a sus pies, como lo hacían Lidia y las

de esa manera,

llamó la atención de los otros dos hombres

rio, preguntando a Morgan: –Señor Vega, ¿es ella la ficha que trajiste? Bueno, sí tiene una buena apariencia. Ahora no me extraña que te hayas atrevido a regatear

guardó silencio y jugó una carta.

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