Capítulo 0310

Aurora, sentada en el pequeño sofá, miró a Cira entrar con cierta insatisfacción en sus ojos.

Cira, acostumbrada a enfrentar este tipo de frialdad en el entorno laboral, habló sin inmutarse: -Señora Lirio, tengo una pista sobre quién podría ser el autor del envenenamiento. Solo necesito que usted…

-Cira, no hables todavía.

Estela la interrumpió abruptamente, causando una pausa en Cira.

Estela, con una voz suave y delicada, se dirigió a la señora Lirio: – Aurora, sé que estás sufriendo por el dolor de tu hijo, pero precisamente por eso debemos encontrar al culpable y hacer que pague por sus actos, para aliviar el rencor en nuestros corazones, ¿

no crees?

Ya era muy tarde, pasada la una de la madrugada, y el rostro de Aurora mostraba claras señales de fatiga, con los ojos enrojecide por la falta de sueño.

Pero sin identificar al verdadero culpable, su corazón no encontraba paz ni descanso, por lo que finalmente asintió.

Cuando Cira intentó hablar de nuevo, Estela se adelantó: -Morgan, tú

habla.

Cira se quedó sin palabras.

Lo que antes era simplemente señor Vega ahora se había convertido en un llamado más íntimo.

Cira miró hacia el hombre.

Aunque no estaban en un dormitorio sino en un estudio, y a pesar de que todas las presentes eran mujeres, Morgan no entró, sino que se quedó de pie junto a la puerta.

cansancio era evidente en todos, pero su

a medida, su presencia era imponente, un aura

demás se sintieran incapaces de acercarse o de aspirar

bajó la suya, escuchando su voz grave.

veneno, esperando solo la oportunidad del banquete de plenilunio, cuando la casa estaría en

remolino se formó en el pecho de

coincidían con los de

era sorprendente; el caso no era difícil de analizar.

podía deducir, ¿cómo no

lo sabía todo, lo preveía todo, solo dependía de si quería

pero obedecía sin dudar cuando Estela le

que hablara, hablaba; si le pedían

siempre cooperativo

también notó que lo que decía Morgan era muy

dicho por Cira, y murmuró: -Entonces, la señorita López ya lo

llegó a esas conclusiones? Entonces me he entrometido de más, temía

entendió qué era lo que le molestaba.

que Estela, con su

mandar a Morgan, de hacer

sonrió sutilmente, con una

tenía segundas intenciones.

Estela sentía la necesidad de afirmar su dominio porque había ido con Morgan a la Villa Lofey, quizás pensando que ella podría

con ella, pero si Zavala insistía en competir, estaba

dijo: La señorita Zavala

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