Capitulo 0365

Morgan sujeté su mejilla con una mano, obligándola a levantar la cabeza para mirarlo. La luz los bañaba, tiñendo sus rostros de un cálido resplandor. Sus ojos parecian más claros, más suaves.

Antes, me disgustaba cómo te alejabas de mi, siempre enfrentándome. Ahora, no me gusta verte decaida y temerosa. ¿Es esa razón suficientemente sólida?

El entrecejo de Cira se contrajo levemente, y sus ojos de repente se calentaron. El corazón, que había estado sumergido en la amargura todo el día, parecia, en ese momento, encontrar un resquicio de luz, como si algo estuviera a punto de romper la tierra y surgir.

Morgan dijo: ¿Te gustan los fuegos? Estoy aquí, puedes verlos cuando quieras.

Cira, completamente desconcertada, bajó la cabeza, sin saber qué decir, su respiración desordenada.

De repente, una música familiar, alegre y relajante sonó en la plaza. No se sabia quién había comenzado, o tal vez era la alegría de Año Nuevo y las vacaciones, pero todos, jóvenes y viejos, empezaron a bailar.

Morgan miró por un momento y, pensando en algo, dio un paso atrás y también extendió su mano a Cira.

-Antes prometiste bailar para mí el fin de semana. Solo faltan unas horas, también podríamos cumplirlo ahora.

Ah…

Siempre que Morgan bailaba, era en lujosos bailes o cenas elegantes. ¿Cuándo había bailado alguna vez en una plaza?

palma extendida hacia arriba era como si atrapara para ella un racimo

rechazarlo y le entregó

atrayéndola hacia sí, y empezaron a

seriamente a Morgan en ese momento, pensando que, incluso si en el futuro tomaran caminos separados y nunca volvieran a verse, recordaría este momento. Recordaría a Morgan llevándola a ver los fuegos, bailando con ella

en esto, las lágrimas que había contenido todo el día comenzaron a brotar

bajó la cabeza para limpiarlas, sin querer que

no dijo nada, solo levantó la

pero en ella era demasiado grande. Con su giro, el abrigo se abrió como el

mirada profunda, parecía también grabar en su memoria

en ese momento.

Cira tropezó y cayó en

y sin poder evitarlo, Ciral lo abrazó. Al darse cuenta de que no era apropiado,

fuerte: -Si quieres

ropa, se sentía inexplicablemente conmovida:

Señor Vega…

de forma completamente inesperada, escuchó que él

¿Qué, qué?

mal debido al ruido alrededor, quería alejarse de su abrazo para ver su expresión claramente, pero

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