Capítulo 769

La madre, Teresa Paz, también se apresuro a proteger a Dalia, gritando a todo pulmón,

“¡No se puede golpear! ¿Qué pasa si solo fue un insulto? Nos disculpamos, ¿o prefieres que te devolvamos el insulto?”

Aspen frunció el ceño, “¿Así que siempre ha sido Carol la que recibe golpes desde pequeña?”

Esa era la cruda realidad, ni Teresa ni Diego dijeron nada.

El rostro de Aspen se oscureció, “Cuando ustedes levantan la mano, es para darle una bofetada, pero mis gente podría dejarla inválida directamente.”

Diego respiró hondo, queriendo replicar, pero no se atrevió.

Alguien que puede sacar diez millones así como así, definitivamente no es alguien _con quien convenga meterse.

Diego, apretando los dientes, levantó la mano y le dio una bofetada a Dalia.

La fuerza de la bofetada fue tal que tumbó a la persona al suelo.

Dalia cayó sentada en el piso, cubriéndose media cara con incredulidad mirando a Diego, “¡Papá! ¿Me golpeaste?”

Era la primera vez que Diego la golpeaba, siempre había sido Carol la receptora de los golpes.

Teresa corrió hacia su hija, furiosa con Diego, “¿¡Estás loco!? ¿¡Por qué golpeas a tu hija?!”

Diego también estaba afligido, replicó furioso,

insultando, todo es culpa de haberla malcriado. ¡Una bofetada para que aprenda, a ver si

de Teresa se llenaron de lágrimas de dolor,

¿con disculparse no bastaba? Mira cómo le has hinchado la cara, nunca he tenido el corazón para golpearla, ¿cómo pudiste hacerlo tú, eh?”

te doy la oportunidad, ¡golpea tú!” Aspen habló fríamente.

se quedó atónita,

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Capítulo 769

dijo: “Una bofetada definitivamente no

Teresa estaba conmocionada,

eres! Está mal que ella haya insultado a tu hijo, pero ya recibió

tiempo en discusiones, advirtió con

manejen esto, ninguno de ustedes

dinero se escapara, quería apaciguar a Aspen cuanto

tuvo más opción que desquitarse con

escuchas, y ahora mira el lío en el que estamos! ¡Ella se lo buscó! ¡Golpea! Si no quieres que todos

aterrorizada, “¡Papá! Uhh, mamá…”

su hija con una mirada de piedad y las lágrimas cayendo sin parar, dijo

a su guardaespaldas, quien se acercó

“¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf!”

bofetada, Dalia y

con el sonido de las bofetadas y los llantos desgarradores

trágico, desgarrador.

dolía la cara!

le dolía la mano, le dolía el

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