Capítulo 1003

Después de que Lola perdiera la cordura, Perla tomó el control de la casa y, naturalmente, todos la obedecían.

¡Lo que Perla decía, se hacía!

Aunque esas dos criadas fueron contratadas por Joaquín, Perla ya las había comprado para su causa.

Las confidentes previas de Lola, las que no habían muerto o quedado incapacitadas, fueron expulsadas en secreto de la casa Ortega por

Perla.

Perla se sentaba en el sofá, con una expresión sombría, ignorando a las criadas mientras miraba fijamente hacia el piso superior.

Un rato después, Lola bajaba corriendo de arriba, visiblemente alterada,

“¿Dónde está Alma, dónde está mi Alma? ¿La han visto? ¿Dónde está mi Alma, por qué no está en casa?”

Las criadas, arrodilladas en el suelo, no respondían. Perla, con una mirada fría tras romper una taza de cerámica, la observaba con desdén,

“Sé dónde está tu hija, ven aquí, y te lo diré.”

Los ojos de Lola se iluminaron, cayendo en la trampa, se apresuró hacia Perla,

¿Dónde está

hablar, pisó los

la suela de sus

suelo y cortándose las manos con los pedazos de

pequeña, empezó a llorar por el

duele, uhh,

con

Lola volvió a preguntar a Perla, “¿Y mi Alma?

con maldad pura, dijo deliberadamente:

de Lola se abrieron de

Alma no está muerta, Alma no puede estar

la recogieron, pasaba hambre y frío, y

rompió brazos y piernas, y todos sus huesos. Perdió mucha sangre, lo que atrajo a una jauría

con los

Me estás mintiendo, mi hija está bien… uhh, mi

disfrutaba Perla, “No te estoy mintiendo, si no me

asentían de inmediato,

le arrancaron un brazo de un

y otra vez decía: ‘Mamá, ven a salvarme, mamá, me duele, mamá, ¿dónde estás?, mamá, ven

fuerte que parecía que le

un

son unos mentirosos, uhh,

golpear a alguien, “¡Mi Alma

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