apítulo 85

-¡Natalie!

Matilda logró esbozar una sonrisa forzada, se acercó a ella y dijo: –Se me da muy bien preparar los huevos al vapor. Déjame ayudarte.

-Claro, eso mejor.

A continuación, ambas sacaron unos huevos e ingredientes, e ingresaron a la cocina. Una vez dentro y con la puerta cerrada, la sonrisa de Matilda se esfumó por completo.

-Natalie, te lo advierto, si te atreves a decir la verdad, ¡no te lo perdonaré!

Natalie levantó una ceja y sonrió, comenzando a batir los huevos mientras pronunciaba despacio: ¿Por qué habría de ayudarte a ocultar algo? Si Leonardo supiera que fui lo quien lo cuidó durante tres días y tres noches, supongo que tu imagen ante él se vendría abajo, ¿no crees?

Matilda rechinó los dientes de furia y espetó: -¡Si no me hubieras pedido que me fuera, me habría quedado allí a cuidarlo!

Natalie la miró de reojo y se mofó: -¿Te pedí que te fueras y lo hiciste sin más ni más? Parece que tus sentimientos por Leonardo no son tan profundos.

-¡Tú…!

Con una mirada repleta de ira en ella, Matilda dijo palabra por palabra: -¿Qué hace falta para que estés dispuesta a mantener esto en secreto?

-No deberías preguntarme eso; más bien, deberías pensar en qué tienes para intercambiar conmigo.

batido, colocó el tazón en una bandeja y lo puso en una olla con agua hirviendo. Sólo después de completar todo eso, se dirigió hacia Matilda y continuó sonriendo: Si antes de que los huevos al vapor estén

semblante se tornó lívido. No se suponía que estuviera aquí hoy, ¡de lo

su contra!

vistazo al humo que salía de la olla y avisó sonriendo: Sólo te quedan

siempre me organicen una fiesta de cumpleaños cada año? Este año, pediré que también organicen una para ti, ¿qué

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+15 BONUS

el afecto de Ricardo y Beata, así que

Natalie se limitó a soltar una risa suave. -¿Te tomó diez

más anhelabas, la aprobación de

López, intentó imitar a Matilda durante un tiempo para ganarse el favor de Ricardo y Beata, pero en lugar de elogios,

se volvió cada vez más

lado, se esforzó por mantener su imagen como una hermana dulce y comprensiva, defendiendo ocasionalmente a Natalie ante sus padres, lo que resultó en el favoritismo hacia ella y

con la cabeza y respondió: -Te equivocas. Su aprobación

mí.

mucho los ojos y exclamó: -¡Seguro que estás mintiendo! ¿Cómo es posible que no

Bueno, ahora que

confiada sonrisa en su rostro, Matilda apretó los puños a un costado y deseó poder estrangularla en el

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