Capítulo 24

Nerea respondió, -No habla tenido mucho trato con él hasta hace poco.

-SI.

La respuesta tardía y aparentemente desconectada de Roman dejó a tanto Nerea como a Gerard desconcertados.

-Sí, está bien aplicado.

Gerard, al notar la seria mirada de Roman fija en Nerea, captó una tensión inusual en el aire y rápidamente intervino, -Oye, Nere, después del programa hay una recepción organizada por los anfitriones. Sería bueno que el Sr. Roman te acompañe. Habrá muchas celebridades y él podría. presentarte ante ellos. Yo tengo que arreglar unas cosas detrás del escenario y no podré quedarme contigo. Te busco cuando todo termine.

Tras la sugerencia de Gerard, Roman no apartó la vista de Nerea, con su nerviosismo y expectativa apenas ocultos tras sus profundos y oscuros ojos.

Nerea todavía estaba decidiendo si ir o no, cuando vio abajo a Samson y Amapola enredados en una discusión.

-Sam…

Abajo, justo cuando Samson iba a subir a entregarle las flores a Nerea, Amapola tropezó hacia él. Con voz entrecortada por el llanto y el rostro borroso por las lágrimas, se disculpó, -Lo siento, lo siento, no cumpli tus expectativas. No imaginé que mi hermana aparecería de repente…

-Amapola, ¡suéltame!

el ceño, intentando alejarla, pero ella se aferró incluso más fuerte, -Sam, ¿también crees que soy una inútil, verdad? No puedo competir con mi hermana. ¿No

todos sus esfuerzos se desvanecieron, dejándola aferrada a Samson

hermana de Nerea lo detuvo. No quería causar un escándalo que pudiera malinterpretarse, así que trató de consolarla mientras se alejaban del lugar.

Nerea se sorprendió.

yendo a un

tanto al plan?

ir

sin responder, fijó su mirada hacia abajo. Roman, siguiendo su vista, vio a Samson con las flores sonriendo hacia el escenario. En ese momento, la aparente serenidad en los ojos de Roman desapareció, reemplazada por una oscuridad abismal, fría e intimidante, que solo con mirarla erizaba la

más que hacer, ¡no iré!

decir eso, Nerea se apresuró escaleras abajo, corriendo tan

tes

de s

de Roman,

de su dedo, tan rojas y alarmantes como la siniestra sonrisa que

sacar a Amapola cuando llamó a su chofer, -Amapola, no te sientes

no quiero ir. No quiero volver ahora, ise burlarán de mi!

negándose a soltarlo, mientras Samson, cada vez más impaciente,

son la familia de mi hermana. Ellos solo ven lo que ella hace, pero nunca notan mis esfuerzos. Alli me siento como una sirvienta, nadie se preocupa por mi…

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