Capítulo 49

La anciana frunció el ceño por el dolor de cabeza: “No queda de otra“.

Cristián aprovechó el momento para decirle: “Soraya dice que esa tal Srta. Ríos es como un espíritu que se pega a la gente, chupándoles la energíal vital, especialmente a los niños. Hoy me llevo a Mateo conmigo. Cuando Isidoro y los demás se hayan ido, entonces lo llevo de vuelta“.

La anciana también tenía sus dudas sobre dejar a Mateo cerca de la Srta. Ríos, por si acaso era verdad; si sucediera, eso la convertiría en una culpable: “Está bien, llévatelo. Pero ten cuidado con esa loca, me da miedo que solo esté fingiendo estar bien y que en cualquier momento vuelva a sus locuras“.

“Mateo es mi hijo, yo sé cómo cuidarlo“.

Soraya, con los bolsillos llenos, se pasó el día disfrutando de la buena vida, comiendo y bebiendo hasta que, al caer la noche, con el estómago redondo, se preparó para conducir de regreso a casa. En el camino, no pudo evitar pensar: ‘Ah, qué rico es vivir la vida de una mujer adinerada. Si no fueral porque tengo que cuidarme, ya me hubiera divorciado de ese infeliz, tomado una parte de la fortuna y salido a vivir la gran vida por el mundo“.

Recordando cómo intentó seducir a Cristián la noche anterior y cómo al final solo lograron ponerse en una situación incómoda. En ese momento que tenía que volver a casa, ¿cómo debía enfrentarlo? ¡Qué vergüenza! Se la pasó dando vueltas en el coche, haciendo tiempo hasta las diez de la

noche para regresar a casa.

lo tarde que es, ¡seguro ya

puntillas, tratando de no hacer ruido. Pero cuando iba por la mitad, todas las luces de la

súbito destello la sorprendió. Al levantar la vista, vio a Cristián

con sus grandes

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fijamente.

cualquier atisbo de incomodidad. Luego, corrió escaleras arriba con una sonrisa. “Ay, mi chiquito, ¿quién te trajo a casa? Ven aquí con mamá, te he extrañado tanto“. Justo cuando llegó frente a Cristián y extendió sus

aire, visiblemente molesta: “¿Qué pasa,

te hueles? Hueles a basura, ¿quieres

se olió la mano: “No

gesto de repulsión era evidente: “¿Qué comiste, basura? Sopla y huele, ¿a qué

sintió un poco avergonzada: “Amor, eso… eso es que comí algo con

bien o si no…”

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