Diario de una Esposa Traicionada

Capítulo 44

“Mi espalda me duele mucho…”

Mientras estaba acurrucada en los brazos de Isaac, lloraba diciendo: “Solo le pregunté sobre el progreso. de su trabajo y ella me empujó… Isaac, ¿por qué no la haces directora? Todos los demás también la defienden, realmente no quiero estar en este tipo de ambiente laboral.”

Escuché eso con el ceño fruncido, impresionada por su habilidad para inventar historias, casi me río por lo ridiculo, pero luego me encontré con la mirada escrutadora de Isaac.

“¿Es así?” Su voz sonaba tan fría como si estuviera cubierta de hielo, haciéndome sentir un escalofrio de pies a cabeza.

Empecé con una sonrisa irónica: “Si digo que no, ¿me creerías?”

“Isaac…”

Andrea, con lágrimas en los ojos, tiraba de su camisa con sus delicados dedos. Ese traje, lo había diseñado y cortado yo misma. Fue el regalo que le di para el Día de San Valentin.

Él no me respondió, solo bajó la vista hacia la mujer en sus brazos, frunciendo el ceño, parecia impaciente pero preocupado dijo: “Ya no eres una niña, ¿cómo puedes llorar tanto por una caída? Te llevaré al hospital para que te revisen.”

Luego se alejó rápidamente, como si temiera que su preciosa mujer sufriera algún daño, dejando atrás solo su fria silueta.

tratando de mantener los ojos abiertos, reteniendo las lágrimas. Cloé, ¿de qué estás decepcionada? Pronto él seria solo

corriendo, preocupada y

podria pasarme?” Respondi con una

De

disgusto y diciendo: “Ahí va el presidente, llevándose a la presidenta Montes en brazos, todos están

de querer llorar pero sin lágrimas, preocupada y diciend “Si es así, ¿qué vamos a hacer? Tú

se sintió un poco pesado, casi

tres años, aparte de Leticia y César, nadie sabia sobre nuestra relación.

ni siquiera estamos divorciados y el ya no escondía su relación con Andrea. Entonces, ¿por qué anoche me abrazó

cuando llegue ese día, me

llevarás contigo? ¿Dondequiera que vayas,

“Por supuesto.”

evitar reirme al verla tan

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hacer nada; el trabajo de la directora y la subdirectora

comer. Nerea me trajo un plato de carne con curry, y apenas levantó la tapa, una oleada de náuseas