Diario de una Esposa Traicionada

Capítulo 124

Finalmente descubrí que, a pesar de haber trabajado tantos años en Montes Global Enterprises, lo único que podía llevarme no llenaba ni siquiera una caja de almacenamiento. Justo como mi matrimonio con Isaac. Después de tres años de convivencia diaria, de caricias y susurros, al final, todo se redujo a unas pocas maletas que pudieron cortar los lazos de un solo tajo.

“Cloé.”

Al mediodía, Nerea entró tocando a la puerta, sosteniendo su celular aún encendido, con una expresión compleja, dudando en hablar: “Así que… ¿tú conoces a mi idolo?”

Sabia que hablaba de David y sonrei diciendo: “Si, te lo he mencionado antes, fuimos compañeros de universidad.”

“¿Cuándo regresó al país?”

“Hace poco.”

Mientras ordenaba mis cosas, continué: “Pensaba que, después de esta temporada ocupada, podría presentártelo.”

“¿Pero no fueron juntos al concierto? ¿Por qué no me invitaste?”

“Te confundes.”

Me apresuré a explicar: “Ese día me plantaron y justo me encontré con él en la entrada, así que asistimos al concierto juntos.”

“¿En serio?”

Observando su expresión peculiar, no pude evitar preguntar: “Si, ¿qué pasa?”

los foros y pensé

con ojos brillantes:

en su nuevo trabajo, probablemente esté ocupado.”

“Oh.”

desánimo, y al ver cómo empacaba mis cosas, se sorprendió preguntándome

“Voy a renunciar.”

lo que estaba haciendo y la miré explicandole: “Pero Andrea probablemente no vendrá a la oficina por un tiempo, y

llevarás

descansar un

hablé suavemente “Cuando encuentre otro trabajo…”

Me interrumpió de repente con cierta

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ese día. No tuve tiempo de reflexionar cuando

identificación de la llamada, me sorprendi:

de mi tía, mi tío y ella tuvieron muchas discusiones, por lo que después de entrar a la universidad, nunca volví a vivir alli. Para no molestarlo, durante las fiestas siempre enviaba regalos cuando él

está enferma.”

Gonzalo lanzó esas palabras y agregó: “Estamos en Horizonte Azul,

“Bien,

Serrano estaban allí, y mi tia yacía en

verme, mi tía se sorprendió y miró a Gonzalo preguntando: “¿No te dije que no molestaras a Cloé? Ella tiene su propia