Diario de una Esposa Traicionada

Capítulo 194

“Podría hacerlo, también tengo medicina.”

Isaac se levantó, caminó hacia mí, cada paso parecía pisar directamente sobre mi corazón mientras me decía: “Te enseñaré a cambiarlo.”

“Entonces cambialo tú mismo.”

Dicho eso, estaba a punto de irme.

“Cloé.”

Su palma seca de repente me agarró y su voz sonaba como si tuviera grava mientras decía: “Me duele.”

Esas simples palabras hicieron que las defensas en lo profundo de mi corazón se derrumbaran de repente. Además, después de todo, era una herida de bala y no se podía descuidar.

Lo miré con sospecha diciéndole: “Isaac, ¿cómo no me había dado cuenta antes de que sabes cómo dar lastima?”

Bajó sus ojos e indiferente me preguntó:”¿Asi que caes en eso?”

“…No.”

Dejé caer esas palabras y en el momento en que me gire para irme, él me jaló de vuelta con fuerza, el hombre, por primera vez, bajó su noble cabeza y con su voz suave dijo: “Realmente me duele.”

queria maldecirme a mí misma: Cloé, realmente eres una pensando en su herida, no pude endurecer mi corazón.

tonta. Pero

solo te daria mil años de mala suerte, esa frase tenía mucha

final, cedi preguntándole: “¿Dónde está la medicina?”

dijo:

estaba sentado al lado de la cama, mientras qu mirada seguia mis movimientos, sin parpadear ni un

para detener el sangr entre otros. Todo estaba

preguntándole: “¿Estabas tan preparado esperando a que Andrea viniera a

sucederá, está con tu papá. Completé la frase en mi mente.

¿te pones

la primera vez que enfrentaba su lengua venenosa y no tenía ganas de discutir, por lo que simplemente le

la camisa, con cuidado retiré las vendas capa por capa, al ver esa herida desgarrada y sangrienta, senti como si mi corazón se

se lanzó sin dudarlo a tomar la bala por mi? Buscar el beneficio y evitar el daño debería ser la

cuidadosamente. Aparte de enseñarme cómo cambiar la medicina, no dijo ninguna palabra de más. Solo que, un poco

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vendarle la herida, no pude evitar

duele por

encontraron con los míos, como si quisieran ver hasta el

hizo temblar el corazón y rápidamente evité su mirada, negando firmemente:

“Mientes.”