Diario de una Esposa Traicionada

Capítulo 462

Isaac rara vez escuchaba ese tono en su voz, ya que cuando estaba con él, esa Cloé solía ser tranquila, dulce. Competente en el trabajo y organizada en la vida. Pocas veces tenía ese tono de niña. Isaac colgó el teléfono precipitadamente, y su móvil se deslizó de su mano, cayendo con un ruido sordo sobre la alfombra. Revelando algo de la desorientación de su dueño.

Isaac quería preguntar, quería estar seguro de qué relación tenía ella con Camilo. Pero al escuchar su tono de felicidad, no tuvo ni el coraje de hacer una pregunta, ni de confirmar nada. Sabía muy bien que no se atrevía, que no era digno. Y además, ¿de qué serviría preguntar? No cambiaría nada.

Ella era tan maravillosa, digna del amor de cualquiera. Después de todo, su súbita realización, comparada con los veintitantos años de constancia de Camilo, parecían no valer mucho. Pero por suerte, aún le quedaba mucho tiempo y si Camilo podía esperar, él también. Pensaba de manera despreciable, que mientras no se casaran, tendría su oportunidad de entrar en escena algún día.

Ante una oportunidad tan buena, Vicente no pudo prestar atención a las palabras de Omar. Después de responder superficialmente, salió directamente del cuarto en la dirección en la que se fue Isaac. En los negocios, no solo contaba con los contactos de la familia de su novia, sino también con su descaro y su falta de escrúpulos.

Al salir, vio a Isaac, quien parecía haber escuchado alguna noticia, con una expresión de desconcierto y luego la escena de él dejando atrás a César para subirse al carro. Ni siquiera se dio cuenta de la lluvia.

Vicente tuvo algunas sospechas y se acercó a César para charlar, sonriendo diligentemente mientras preguntaba: “César, ¿ha pasado algo, por qué el presidente Montes parece estar de mal humor?”

“Es algo que no te concierne.”

César no dijo mucho más y simplemente se fue. Habiendo estado tanto tiempo al lado de Isaac, César tenía sus propias normas de cómo manejar las cosas. Una de las más importantes, los asuntos privados del jefe, no se discutían con nadie.

sintió algo avergonzado, pero aun así, su mente seguía activa, así que decidió llamar a su

“¿Presidente Montes? ¿Isaac?”

“Sí, sí, sí.”

pasa con

સમય

claro, y de inmediato se animó: “Por

en la reacción de Isaac, Vicente intuía que tenía que ver con asuntos del corazón. Y una mujer que podía hacer que un hombre tan poderoso mostrara tal expresión… Debía ser alguien especial.

Isaac.

teléfono, se tomaron un momento para pensar y luego respondieron: “La vida

no

rápidamente negó, y dijo directamente: “Es que el presidente Montes es famoso por adorar a su esposa, ¿cómo está

la esposa de Isaac. Pero hasta el momento, no mucha gente sabía su apellido o

¿hablas de

el presidente Montes y su esposa se divorciaron, parece que fue su esposa quien lo solicitó, ¿por qué dejaría de