Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 16

El corazón de Violeta dio un salto.

Abrió los ojos para mirar quién la había ayudado, y sí, vio las profundas facciones y un par de ojos oscuros y reservados de un hombre que ella ya conocía.

El aire aún tenia un ligero olor a tabaco, y vio por el rabillo del ojo una colilla aún encendida en el suelo, aparentemente arrojada allí en un momento de urgencia.

Fue Rafael quien la atrapó, ella estaba colgando a mitad de camino por encima de dos escalones, casi por completo en sus brazos, y sus manos la sostenían justo en su sensible cintura.

La piel de su cintura estaba en contacto con los firmes músculos de su antebrazo, esa sensación suave…

“Sueltame!” le gritó Violeta, forcejeando con él.

Rafael pareció darse cuenta también, su garganta se movió un poco, “¿Así es como tratas a quien te ayuda?”

Violeta se sintió avergonzada y molesta al sentir que los músculos de su brazo se apretaban intencionalmente, “¡Suéltame! Te dije que me sueltes…”

Rafael la miró con desprecio durante dos segundos, luego soltó su mano con indiferencia.

Violeta no esperaba que él soltara su mano tan repentinamente.

todavía forcejeaba, se cayó directamente en los escalones, golpeándose las rodillas

adormeciéndolos.

con su zapato, se inclinaba para recogerla y la tiraba a la basura, luego la miraba desde arriba con las manos detrás de la espalda.

en su mirada, ni una pizca de caballerosidad.

que él era frío hasta los huesos, se veía en cómo podía verla sangrando de una muñeca cortada

dolor, Rafael de repente extendió la

se apartó, y escuchó su pregunta en voz baja,

cuenta, cuando su dedo apartó su largo cabello de la

no preocupar a su abuela, y ahora su hinchada mejilla izquierda y la marca de una mano estaban expuestas

además del dolor, también había una sensación de cosquilleo en

su tono burlón, “¿Fuiste a recibir una bofetada a

mejilla

frase golpeó sus barreras, y una ola de calor subió

temprano a en la mañana a hacer ese escándalo, lo que provocó la furia de Francisco, terminando ella como única perjudicada, y además,

pasos, y después de distanciarse un poco de él, levantó la cabeza para mirarlo con sus ojos

Castillo, si es posible, espero que nunca

dijo, palabra por palabra.

la observó en silencio mientras su figura desaparecía en el