Capítulo 438

El Range Rover se detuvo en seco y Violeta ya estaba abriendo la puerta del vehiculo, corriendo hacia la entrada de urgencias del hospital.

Rafael retiró la llave del auto y siguió de cerca, al salir del ascensor, colocó su mano sobre el hombro de Violeta en un gesto tranquilizador y le dijo. “¡No te preocupes tanto!”

Ella asintió, pero la ansiedad en su rostro no hacia más que aumentar.

Al acercarse al quirofano, vieron a Antonio agachado contra la pared blanca. Tenía la espalda arqueada, con la cabeza completamente oculta entre las rodillas, y sus codos descansaban en la parte posterior de su cabeza.

La luz del atardecer se filtraba por la ventana, proyectando su sombra sobre el suelo, como una montaña de tristeza.

El parecia no notar sus pasos, manteniendo su postura.

Violeta se acerco rápidamente, mirando la puerta cerrada del quirófano y preguntó con nerviosismo, “Dr. Antonio. ¿como está Marisol?”

Después de un rato, Antonio finalmente reaccionó, Levantó la cabeza muy despacio como en una película en camara lenta, con los ojos hinchados y enrojecidos por las lágrimas. Movió los labios varias veces antes de emitir un sonido ronco y decir, “Todavía no sabemos.”

Habian hablado por teléfono al mediodía y quedado en encontrarse esa noche para cenar.

Nadie esperaba tal revés…

Violeta abrió la boca para decir algo más, pero Rafael apretó su mano y negó con la cabeza en señal de advertencia.

Ella se quedó callada, observando la puerta del quirófano con inquietud.

Una hora después, la puerta del quirófano se abrió y un doctor en bata blanca salió.

Antonio había estado agachado tanto tiempo que sus piernas estaban entumecidas. Al levantarse, se tambaleó, pero Rafael le dio una mano. Violeta, impaciente, ya había saltado de su asiento para preguntar

primero.

¿cómo está

de inmediato, suspiró antes de decir con tristeza, “Lo

la mano a

y conocía el dolor que conllevaban. Instintivamente, se volvió hacia

al doctor. De repente, una

lloran fácilmente, a menos que el

sintió un nudo en

empujada en camilla por una enfermera hacia la habitación, Yacia silenciosa

no entró de inmediato a la habitación, sino que caminó hacia la

Cuando Violeta pasó por su lado, lo vio tomando un cigarillo que le

y entró a la habitación.

la habitación, interrumpido solo por el goteo constante

despertar, Violeta se acercó

a su alredede: confundida por unos segundos antes de te su mirada en Violeta. Luego, con

ronca, pregunto, “Estoy en el

“¿Cómo te sientes? ¿Necesitas que

una sonrisa, a pesar de las

necesitas descansar mucho,” insistió Violeta mientras

momento y luego los abrió, preguntando con voz suave, “Violeta, el

ese momento, la puerta de

zona de fumadores, entraron juntos. Antonio se detuvo de golpe, con una tristeza gris azulada en sus

fijamente, esperando una respuesta, Violeta asintió

Marisol estuvo por un instante con

ella seguia acariciandolo sin cesar, y

Marisol parecia despreocupado, una conexión tan profunda

la cama. Violeta le cedió el espacio, y vio como él se

contención y dolor, “Marisol, aún somos jóvenes,

sin palabras, incapaz de encontrar consuelo en

cuerpo… La pérdida del bebé no es lo que ninguno de los dos quería, y tú no debes estar tan triste. Tal vez no teniamos ese destino con él. Pero, mira el lado bueno, al menos no nos apresuramos a casarnos de nuevo, ahora las cosas son

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