Tienes que contentarme

La bella Camill estaba un poco incómoda ella todavía no terminaba de bajar el efecto de las copas de champaña que había venido en el avión, Cristóbal la escaneo de arriba abajo, pudo darse cuenta de que Camill tenía un brillo diferente en la mirada y su bello rostro sutilmente sonrojado 

Esta mujercita bebió alcohol y por lo que parece fue una cantidad moderada, Cristóbal tensó la mandíbula molesto, muy molesto, la voz de Camill lo saco de sus pensamientos Cristóbal, puedes llevar a dormir al bebé a la habitación, Camill le hizo entrega de la llave, me quedaré un rato más organizando la agenda del señor mandujano Dios! dame paciencia para no explotar, mi esposa pidiéndome que la deje sola con su jefe como si fuera yo cualquier persona y no el poderoso Ceo Altamirano, pueden hacerlo mañana temprano no es así? qué tan difícil puede ser y cuántos minutos puede llevarles, después de todo son solo unos cuantos socios que verán aquí Cristóbal! quedaste en no interferir en mi trabajo! lleva al bebé a la habitación, yo te alcanzaré apenas terminemos! 

nada que agradecer, me voy primero dijo el CEO, pero antes de que se retirará Camill lo detuvo Renzo!_dime Camill? Mi esposo paragarà la habitación dónde nos quedaremos este par de días! verdad Cristóbal? Yo… por supuesto Camill! respondió Cristóbal No hace falta ya estaba reservada para ti de todas formas Camill, acaso piensas que soy tacaño? No! por supuesto que no pienso que seas tacaño, pienso

el bebé y tú no son ninguna molestia! Cristóbal imitaba la voz del CEO Mandujano, imbécil! entonces yo si soy una molestia? vas a permitir que me trate así? Me puedes explicar qué demonios haces aquí con el bebé, Cristóbal Altamirano? No me culpes a mí, fue tu hijo quién no pudo estar lejos de ti, bueno que tengo un avión privado y lo pude traer a ti, de lo contrario estaría en casa llorando inconsolable! rugió el Ceo Mi

detrás de

creas que se me a olvidado lo que hiciste con mi cuerpo! ahora sí te pasaste Cristóbal! Jamás nadie me

Se escuchó un fuerte balbuceo del pequeño Cristóbal, quién movía sus manitas para alejar a su padre por qué lo estaban apretando un poco Cristóbal miró a su pequeño para después llevar su mirada a los verdes ojos de Camill, te salvó la

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