El rostro de Lázaro estaba pálido mientras jadeaba con fuerza.

—Ingrato... Eres un hijo traidor...

La madre de Heliodoro le gritó a Lázaro con rabia:

—¡Di algo, rápido! ¡Date prisa y deja ir a ese hombre! Si algo malo le ocurre a Heliodoro, ninguno de nosotros vivirá...

Como madre, su única esperanza era ver a Heliodoro sano y salvo. No le importaban los poderes ni el cultivo. Todo lo que le importaba era su hijo.

—Yo...

La cara de Lázaro estaba roja.

«Si dejo que Jaime se vaya ahora, nunca tendré otra oportunidad como esta en el futuro. La desgracia podría incluso caer sobre nuestra familia».

Sin embargo, su mujer y su hijo seguirían obligándole a dejar marchar a Jaime si no lo hacía. Por lo tanto, se encontró atrapado en un dilema.

Enfurecida, la madre de Heliodoro volvió a gruñirle a Lázaro:

me digas que quieres que yo también

Lázaro solo pudo hacerse de la vista

—Solo vete...

Luego, se dio la vuelta y se marchó

escombros que quedaban de su

contra su mujer o su hijo, la única persona con la

había ocurrido porque la píldora, de seguro, era

lo contrario, Jaime hubiera estado indefenso y esperando la

Residencia Delgado, Jaime arrastró su cuerpo agotado y

pensó que era un lugar tranquilo. Pero después de los acontecimientos de aquel día, se dio cuenta

de un solo golpe. Lo que tengo que hacer ahora es volver a la Secta del Dios de la Medicina y conseguir que Ramón me lleve a la Aldea de Villanos. La carta de triunfo que tengo ahora es la Aldea de Villanos. Si quiero cultivar en paz, necesito gente que me proteja, y no hay

dirigía a la Secta del Dios de la Medicina, sintió de repente varias auras que se precipitaban en su dirección a la velocidad

las cejas, y su

¿Será que los hombres de

de moverse. En cambio, continuó acelerando el

incluso el Poder de los Dragones, ya que no había tenido

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