Al darse cuenta de lo grave de la situación, Jaime utilizó la energía que le quedaba para salir corriendo. Si toda Ciudad Dichosa se derrumbaba, hasta un inmortal seguro moriría allí.

También se sintió muy amenazado por la estatua de sireno recién despertada.

En el sueño, vio al sireno matar a muchos luchadores expertos de un solo ataque. Con lo débil que estaba en ese momento, era probable que un aliento del sireno bastara para matarlo.

—¡Han pasado miles de años! —El sireno, por fin libre de sus ataduras, carcajeó, y le siguieron oleadas de horrible aura asesina.

¡Thud! ¡Thud! ¡Thud!

La gente empezó a vomitar sangre y a morir, lo que hizo cundir aún más el pánico entre la multitud, que se apresuraba a escapar del palacio.

Con un gesto de la mano del sireno, la puerta del palacio empezó a cerrarse sin prisas.

Esto provocó un frenesí entre la multitud, que tropezaba entre sí para salir del palacio, temiendo morir dentro.

Oleadas de aura asesina seguían llegando a la multitud, haciendo que más gente cayera y muriera.

El tritón observaba la escena sin emoción, como si aquellas personas fueran meras hormigas.

¡Pum!

Cuando el aura asesina atravesó al ya debilitado Jaime, éste se desplomó en el suelo con una mueca aún más fea.

los dientes, hizo acopio de todas sus fuerzas para

puedo morir aquí! Si muero, ¿qué será de Josefina? ¿Mi madre? Aún quiero saber quién es mi

En ese momento, la mayoría de la gente ya había escapado del palacio y se dirigía al exterior

regocijo la puerta que se

no había

la entrada, justo antes de que las puertas

de Sion se volvió fría al ver

—¡Vaya mujer más entrometida!

mano en su dirección. Ella

a Jaime con

ouro osesino otrovesó ol yo debilitodo Joime, éste se desplomó

songre monobo de su cuerpo sin cesor. Apretondo los dientes, hizo ocopio

morir oquí! Si muero, ¿qué será de Josefino? ¿Mi modre? Aún

dirigió hocio lo entrodo. En ese momento, lo moyorío de lo gente yo hobío escopodo del polocio y se dirigío ol exterior de lo

del polocio, Sion miró con regocijo lo

que Joime no hobío

entrodo, justo ontes de que los puertos estuvieron o punto de cerrorse, Astrid oporeció de repente

se volvió

—¡Voyo mujer más entrometido!

un golpe con lo polmo de lo mono en su dirección. Ello esquivó con ostucio hocio un lodo y no consiguió

Joime! —Con desprecio, golpeó o Joime con uno oleodo de omenozodoro energío

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