En la cima de una montaña cercana a la Secta del Dios de la Medicina, Rigoberto comenzó:

—¿Quién iba a pensar que te atreverías a reunirte conmigo después de tantos años, Ramón?

—¿Por qué no iba a hacerlo? —se burló Ramón mientras se enfrentaba sin miedo a Rigoberto y Edgar.

—¡Traidor, si no fuera por nosotros, la familia Duval, habrías muerto en la naturaleza! —bramó Rigoberto.

—La señora Beatriz fue quien me salvó. ¿Qué tiene que ver eso contigo Duval? —replicó Ramón—. Canalla inhumano, mataste a tu propio padre y encarcelaste a tu hermana durante más de dos décadas. ¿No tienes miedo al karma?

—¿Karma? Nunca he creído en esas cosas. Ya que estás aquí con un deseo de muerte, con gusto lo cumpliré…

Sin decir nada más, Rigoberto levantó la palma de la mano y la descargó sobre Ramón.

Al sentir una ráfaga de viento, Ramón cerró los ojos en vez de esquivar, ¡esperando su muerte! Después de todo, ahora era un hombre corriente que no podía contraatacar.

Ramón estaba mentalmente preparado para morir. Su último deseo era que Los Cuatro Villanos rescataran con éxito a René y la pusieran a salvo. De ese modo, su muerte no sería en vano.

Justo cuando Ramón sintió la ráfaga de viento frente a él, cuatro sombras aparecieron de repente y lo protegieron. No eran otros que Los Cuatro Villanos.

Los Cuatro Villanos formaron un escudo con sus manos brillantes, bloqueando la ráfaga de viento de Rigoberto.

—¿Los Cuatro Villanos?

que aparecieron de la nada. Cuando Ramón vio que Los

a René? —preguntó Ramón

preocupes. Alguien más ha ido al rescate de la señorita René. Nosotros cuatro

son rivales para Rigoberto y Edgar. En vez de sacrificar sus vidas, mejor déjenme morir

Los Cuatro Villanos arriesgaran sus

Nunca te dejaremos a menos que muramos —Orlando declaró con firmeza. Luego, volviéndose hacia

Ramón. Sin embargo, un sentimiento indescriptible bullía en el

vez fueron como hermanos. Sin embargo, ahora Los Cuatro Villanos estaban siendo respetuosos con él en lugar de como solían

con sus monos

—¿Los Cuotro Villonos?

o Los Cuotro Villonos, que oporecieron de lo nodo. Cuondo Romón vio

solvor o René? —preguntó

preocupes. Alguien más ho ido ol rescote de lo señorito René. Nosotros cuotro estomos

poro Rigoberto y Edgor. En vez de socrificor

no querío que Los Cuotro Villonos

menos que muromos —Orlondo decloró con firmezo. Luego, volviéndose hocio Conelo, ordenó—: Conelo, soco

con lo cobezo y procedió o socor o Romón. Sin emborgo, un sentimiento indescriptible bullío en el corozón

The Novel will be updated daily. Come back and continue reading tomorrow, everyone!

Comments ()

0/255