El despertar del Dragón

Esta es la regla

Jaime estaba sentado con las piernas cruzadas en su habitación mientras refinaba la energía que acababa de absorber.

Mientras tanto, Arconte estaba en la entrada de la Secta Luminosa y fumaba un cigarrillo con desgana.

Era innegable que la aparición de Jaime había supuesto un duro golpe para su ego, sobre todo porque seguía siendo aplastado por el primero.

Ya era bastante malo que Arconte perdiera contra Demithor por la falta de recursos de la Secta Luminosa, ¡pero era aún peor que no pudiera vencer a un simple Santo de las Artes Marciales como Jaime!

Justo entonces, Emiliano condujo a un puñado de hombres hasta Secta Luminosa y sonrió satisfecho al ver a Arconte enfurruñado.

—Vaya. ¿Por qué el mejor discípulo de la Secta Luminosa está fumando aquí solo? ¿Te preocupa algo?

Arconte miró al grupo con desprecio indisimulado, con una mirada fría y amenazadora.

—¿Qué haces aquí en la Secta Luminosa, Emiliano? No tenemos ningún trato con la Secta Vientofuerte, ¿verdad?

miembros de la

otros clanes para comprobarlo! Por cierto, ¿no se decía que la Secta Luminosa no se adentra en el

acogieron a un Cultivador Demoníaco. No intenten culpar de

de mediana edad que estaba a su lado hervía de rabia mientras

previsto el movimiento del hombre, así que cuando se dieron cuenta de lo que ocurría, la mejilla de

que digas palabrotas ni tonterías.

emanaba del hombre de mediana edad, Arconte estaba tan

qué si es el mejor discípulo de la Secta Luminosa? A mis ojos,

que Arconte estaba furioso. Sin embargo, con un luchador tan formidable al lado de Emiliano, sabía que no debía cometer ninguna

se adelantó y miró

Mateo? Que venga a explicarnos la situación. ¿De verdad espera que un

Jurado. Ha salido... —dijo Arconte con

la Secta del Viento Púrpura, Filo Jurado, lo que significaba que era mucho más poderoso e influyente que Arconte. Por lo tanto, este último

Emiliano rio entre dientes.