Hogar, dulce hogar.

Lo primero que hice después de calmar mi llanto, fue llamar a mi madre, mis manos temblaban y me sentía tan débl, tan destrozada, que no me sentía en condiciones de manejar, lo único que hice fue estacionarme una cuadra lejos de la empresa Lancaster.

— Sarah, querida, cuéntame todo, quiero detalles. ¿Cómo lo tomó? ¿Le entregaste la caja como te dije? ¿Cómo salió todo? —pegué mi frente al volante y solté un suspiro que dolió en mi pecho.

No iba a llorar de nuevo, no mientras hablo con mi mamá.

Ellos no merecen mis lágrimas.

— Me voy a divorciar. —fue la única respuesta que solté, ignorando todas las preguntas que seguro las hizo con una sonrisa de emoción en su rostro y con mi respuesta se le había esfumado.

No se escuchó nada del otro lado de la línea y hubiese pensando que me había colgado la llamada, de no ser porque escuchaba la respiración de mi madre.

— Dios, ¿tan mal estuvo? —preguntó mi madre, aunque parecía que era una pregunta para ella misma, pues apenas y le escuché. —Tranquila, hija, es normal al principio, espera unos días que lo asimile y verás que todo se arreglará. —solté una risa amarga silenciosa y limpié una lágrima que rodó por mi mejilla.

Ojalá todo fuera tan fácil como decirlo.

— Mamá, Alexander me engañó con mi mejor amiga, ni siquiera pude decirle que será padre. —dije con la voz entrecortada y respiré profundo para esfumar las ganas de llorar.

— ¿Qué? Hija, si es una de tus bromas, te advierto que ya no caigo tan fácilmente. —ya quisiera yo que fuera una maldita broma, pero no era más que la triste realidad. Me quedé en silencio, intentando eliminar el nudo en mi garganta, pero se había alojado ahí y no parecía querer desaparecer. —No puede ser.

— ¿Qué hago? —pregunté dejando caer todo mi peso al asiento del auto y mi mano libre se posó en mi vientre.

de mi parte, debería pensarlo con la cabeza

jet aún no se devuelve a Orlando, te estaré esperando, trae solo lo necesario, mañana iremos con tu

diciendo un:

acepte de vuelta? —pregunté insegura, ya comenzaba a calmar mis nervios, mi rabia y

mi madre

descuida cariño, todo estará bien, recuerda que no estás sola, estás esperando un bebé.

ni siquiera me detuve a escucharla, subí a la habitación y busqué lo más importante, mi identificación, mis documentos, las joyas que

la cama y me apresuré a salir de casa

para sus tonterías y me alegraba saber que no la iba a volver a ver nunca más, ni

Adiós, familia Lancaster.

 

estuve ausente, el chófer conducía en silencio y me miraba cada cierto tiempo por el espejo,

la casa, por cierto, tenemos una perra, tu padre se sintió muy solo después de que te fuiste definitivamente y adoptó a Brandy, es la cosa más consentida, obviamente, por Leonardo,

pensaba en el fracaso de mi matrimonio, pero no dejaba de pensar en el momento que vea a mi

—pregunté dejando

tan hermosa y elegante con los rayos de sol golpeando su bronceado rostro. Cómo me gustaría verme tan radiante y feliz como

dará la espalda. —no quería confiarme, pero si mi madre lo decía, me hacía sentir menos preocupada. —Hija, confía

que estuviera en este momento y a esta hora en la Villa

con qué cara lo miraré. —confesé avergonzada, mientras me removió en el asiento al ver que ya estábamos llegando a casa, la que

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