Capítulo4

Tras una reunión matutina, cinco días después, Alejandro llamó a su despacho a César Antonio, su ayudante.

—¿Cómo va la investigación sobre Irene Isabel?

Alejandro se paró frente a una gigantesca ventana francesa y contempló la magnífica vista de la Ciudad de México, su alta figura y su tono serio hicieron que la gente a su alrededor se sintiera intimidada.

—Lo siento, señor Hernández, aún no he encontrado nada —dijo.

César se secó el sudor debido a su estado de nerviosismo.

—Además, después de irse aquella noche, su ex esposa no volvió a la clínica donde trabajaba antes, incluso hice una visita a Puebla, que es el pueblo natal de la señora Hernández, para comprobar la dirección que se suponía que era donde vivía, y descubrí que era una dirección falsa, allí no vive nadie con el apellido Isabel.

—¿La dirección es falsa?—Alejandro se volvió de repente, con los ojos oscuros y opresivos.

—Sí, fui a la comisaría local a comprobarlo y no había tal persona.

Al fin y al cabo, César llevaba tres años llamando a Clara Señora Hernández, y ahora le costaba acostumbrarse.

Alejandro estaba confuso, ¿con quién se había casado, con algún tipo de espía?

—Bueno, esa noche se fue con Diego Pérez, ¿tampoco encontraste nada de Diego Pérez?

—Bueno, a decir verdad, señor Hernández, si Diego realmente quiere mantener oculta a su amante, entonces supongo que no podremos averiguar nada…

Las palabras ¨mantener oculta a su amante¨ hicieron que las cejas de Alejandro saltaran con fiereza, sus ojos oscuros pronto se llenaron de ira.

—Diego Pérez parece una persona decente, no puedo creer que haga la sucia jugarreta de estar con la esposa de otro.

—Bueno. En realidad no es la esposa de otro, puesto que vosotros dos ya estáis divorciados.

Alejandro le lanzó una mirada feroz, César se vio sorprendido y entró en pánico.

Alejandro recordó la noche que vio como Diego miraba a Irene con amor en los ojos, protegiéndola entre sus brazos.

Al pensar en esto de alguna manera se sintió asfixiado.

Como Diego se dedicaba a la iglesia, la gente de la ciudad sabía que era una persona a la que no le interesaba ningún tipo de relación. ¿Cómo era posible que su aburrida esposa hubiera conseguido conquistar a aquel hombre y hacer que se enamorara de ella?

—Alejandro, ¿podemos… no divorciarnos?

—Porque… …te quiero.

Alejandro pensó en las palabras que había dicho Irene

lo pensaba,

teléfono

en orden sus pensamientos y vio que era Beatriz la que

—Beatriz, ¿qué pasa?

grupo Hernández, ¿puedes venir a verme un rato? Te he traído unos bocadillos

suave de Beatriz sonó a través del teléfono, lo que hizo

abajo? Alejandro tensó las

Alejandro, ¿qué pasa? ¿No

diré a

su cara

trámites, y el divorcio aún no se había hecho público. Si Beatriz viene a la

es que tuviera miedo, sólo

el teléfono volvió a

la pantalla y, de

—Abuelo.

he dicho, cabrón? ¿Por

de Alejandro, gritaba con furia al otro lado del

ver con la hija de los Sánchez! No sólo has faltado a tu palabra, sino que incluso la has traído a la oficina. Si quieres destruir tu reputación, adelante, pero ¿qué me dices de la reputación de Irene? Mueve tu culo hasta aquí,

a Alejandro en la sala de reuniones, con un

sentado con muletas, atendido por su secretaria y Enrique,

Beatriz se detenía en la puerta, y Fernando pensó

golpeó

sujetar a

tres años

dijo con voz ronca, pronunciando palabra por palabra. —Me prometiste que sólo tenía que casarme con Irene Isabel durante tres años, y al cabo de tres años, puedo decidir si sigo

de Fernando palideció ante sus

en compañía de Irene, Fernando había vivido feliz cada día, ¡y de repente habían pasado

divorcio e irá conmigo a completar los trámites otro día—Alejandro habló fríamente, con el

¡¿Ya están divorciados?!—Fernando estalló de rabia y casi se cae al levantarse sintiéndose

pero Fernando lo apartó de un empujón con

del divorcio, es sólo un acuerdo firmado, ¡no debes ponerte tan

con mi nuera, ¿por qué ni

alcanzar a su abuelo, y Enrique no supo qué decir cuando escuchó las palabras de

Irene! ¡Que me devuelvas a mi Irene! No puedo vivir sin ella, ¡sólo Irene está cualificada para ser la

a Irene y le pides que venga a

ahora, mi matrimonio con ella ha llegado a

lo mejor sería acabar

estás diciendo?! Todo el cuerpo de Fernando se estremeció, luego echó la cabeza hacia

presentes, que llamaron

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