Capítulo6

Unas pocas palabras de Alejandro Hernández hicieron que Clara se sintiera nerviosa.

—¿Lo tomo? — preguntó Diego.

—¡Sí!

Diego presionó el botón del altavoz con calma, pero no habló de inmediato.

—Señor Pérez, ¿mi esposa está contigo? — preguntó Alejandro con la voz ronca.

Clara sintió una oleada de ira. La palabra-esposa-era muy dolorosa.

—Señor Hernández, ten cuidado con tus palabras, ahora soy tu exesposa.

—Irene Isabel, ¿Realmente estás con él? —La voz de Alejandro se volvió más pesada.

—¿Y si no lo estoy qué? ¿Debo quedarme en tu casa esperando a que me eches? ¡Qué cruel!

En el otro extremo del teléfono, Alejandro parecía muy descontento:

—Te aconsejo que no seas tan impaciente. Todavía no hemos completado el proceso de divorcio y no tenemos el certificado. Oficialmente, aún eres mi esposa. Debes considerar a la familia Hernández y tu propia reputación— dijo.

—Te llevaste a Beatriz Sánchez a vivir a la mansión del océano mientras aún estábamos casados. Me obligaste a firmar el acuerdo de divorcio, Alejandro. ¿Pensaste en mi reputación en ese momento? No tengo que preocuparme por la reputación de la familia Hernández ahora. Después de todo, incluso le cedí el puesto de la esposa del presidente a Beatriz. Es tu problema si quieres que ella mantenga su reputación—dijo Clara con una risa fría.

Diego levantó las cejas y tomó un sorbo de té con calma.

Alejandro durante tres años en la familia Hernández. Aunque su hermana siempre fue perfecta, a él le gustaba más la pequeña

ella

para discutir contigo ahora—dijo Alejandro con un tono cansado—Mi abuelo está enfermo y se encuentra en

sido muy amable con ella durante los tres años que había estado en la familia Hernández. Ella podría renunciar a todo lo demás, pero

a verlo más tarde —dijo Clara

teléfono y volvió a suspirar

allí—dijo Diego con voz

Si me llevas

de la habitación de su abuelo. Clara se acercó con pasos decididos. No pudo evitar notar que el hombre estaba

gordo

el suelo que los dos hombres la miraron. Se sobresaltaron. Alejandro, en particular, apenas

¿cómo está mi abuelo? —preguntó Clara, sin siquiera mirar a

se había quedado atónito y le

su traje negro de mujer ejecutiva mostraba su cintura delgada, piernas largas y una broche de mariposa de rubíes en su pecho

venido demasiado apresurada y se había olvidado de transformarse en la dulce y

look no es atractivo? —preguntó Clara mientras apretaba sus labios rojos—. Salí de la

Además, te ves más hermosa que antes con este nuevo look. Se te nota más segura de ti misma después de arreglarte así —dijo César

Clara con una sonrisa fría—. Salí de la

frunció el ceño ligeramente y se sintió

tres años? Te dije muchas veces que podía llevarte a ver a mi abuelo en cualquier

de Clara se oprimió. Este era el príncipe de la familia Hernández. No se conmovía por nadie que no le gustara, incluso si lo que ofrecían era su corazón y su alma. Ella lo había amado por su

hice. No podía violar mi promesa, ni siquiera por un día. Pero ahora, Señor Hernández, finalmente estás libre. Puedes traer a cualquier mujer que quieras a casa sin tener que ir a ver a tu amante a escondidas —dijo Clara con

estaba siendo imprudente? Pero tenía que admitir que esta mujer, con su carácter afilado y mordaz, era mucho más llamativa que la anterior Clara,

a Beatriz llegar de forma

hostilidad en sus ojos, pero fue reemplazada rápidamente por su encantadora y

aquí? —preguntó Alejandro

Beatriz se lanzó hacia él y sus delgados brazos se enredaron fácilmente en la cintura

hermano, ¿cómo no me dijiste que había pasado algo tan grave? ¿Es que no me consideras parte de tu

de que su abuelo estaba en el hospital. Almorzó un poco de sopa al mediodía

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