Capítulo7

En la habitación del hospital.

Fernando, enfermo y desanimado, se iluminó al ver a Clara y recuperó su energía.

—¡Irene, ven rápido, ven aquí con tu abuelo!

Clara cambió su actitud en un segundo y se sentó obediente junto a Fernando.

—Abuelo, ¿cómo te sientes? ¿Todavía tienes algún dolor?

—¡Ni un dolor, al ver a mi nieta todo está bien!

Fernando agarró su mano y preguntó con ansiedad:

—Irene, ¿es verdad que te has divorciado de ese malnacido?

—Sí, abuelo, nos hemos divorciado —Clara parpadeó con sus largas pestañas y su corazón se hundió.

—¡Pinche! ¿No vas a casarte con esta chica tan buena? ¿Vas a casarte con la Virgen María o qué? —Fernando se levantó con dificultad y regañó a Alejandro con ira.

Él, preocupado por la salud de su abuelo, no se atrevió a decir nada.

—No te enojes con Alejandro, abuelo, es que yo no quiero seguir con este matrimonio. Alejandro y yo… simplemente no encajamos —Clara consoló suavemente a su abuelo acariciando su espalda.

atrapar su corazón y salvar un matrimonio que ya había llegado a su fin? ¿De dónde saca Irene la confianza para pensar que él se siente atraído

tratado mal en nuestra casa? ¿Ha sido Ema? —Fernando preguntó con

podemos entrar en el corazón del otro, así que separarnos es lo mejor para ambos —explicó Clara con tristeza en sus ojos—. No culpes a Alejandro, abuelo. En estos tres años, nos hemos dejado recuerdos hermosos el uno al otro. Eso es suficiente. No

recordaba ningún recuerdo hermoso con Irene, ni siquiera le había podido dar una boda formal. Solo se casaron apresuradamente bajo la presión de su abuelo, y ella llegó a la familia Hernández con un equipaje simple, convirtiéndose en su esposa de nombre solamente. ¿Realmente pensaba que era

mi culpa? —Fernando se humedeció los ojos y suspiró con autodesprecio—. El abuelo solo quería que fueras

por una razón, y realmente

años de amor no correspondido, finalmente lo había dejado ir, pero solo ella sabía cuánto le dolía. Alejandro había

el regalo de cumpleaños que

una pulsera de jade. Clara era una experta en valorar objetos antiguos y supo de inmediato que

abuela…? —Alejandro miró

el regalo de compromiso que le di a tu abuela en aquel entonces. Es un tesoro heredado de la familia Hernández y que se transmitió desde tu bisabuelo —explicó Fernando mientras sostenía la pulsera y la examinaba bajo la luz del sol—. Antes de morir, tu abuela me dijo que esta era su joya favorita de todas las que tenía, y esperaba que algún día pudiera

valioso. Y además, yo ya no

eres mi única nuera aprobada

ella seguía sin

aceptas, lo

agarró su mano, muy nerviosa—. Lo acepto, lo acepto. Gracias

hecho, mi niña! —Fernando, satisfecho, se lo puso en su

claro del brazalete,

ahora, al mirarlas detenidamente, vio que eran suaves y blancas, sin perder su brillo a pesar del brazalete. Eran realmente

regalado a Irene por su

un regalo inolvidable, para toda la vida— dijo

con fuerza hasta ponerse

capacidad para herir el corazón

no hay margen para negociar con Alejandro?

tomó la mano arrugada de Fernando suavemente— si realmente me quieres,

puedas esperar hasta

apropiado. —Alejandro frunció

que me felicite, y obligarme a aceptarla como mi nuera? ¿Quieren las dos tener a los hombres de

enojado que

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