Mi Frío Exmarido

Capítulo 229

Capítulo 229

Dorian sintió un nudo en el corazón y se agacho hacia ella.

“¿Qué pasa, Serena?”, preguntó con voz suave.

La niña solo lo miraba con los ojos enrojecidos y llenos de tristeza, sin decir una palabra.

Era muy pequeña, no sabía cómo expresarse.

*¿Serena?”

Al ver que no hablaba, Dorian la llamó de nuevo, con la voz aún más tierna.

La niña vaciló, miró a Paola, luego a Dorian. No habló, pero se acercó cautelosamente, extendiendo su manita para agarrar el borde de la camisa de Dorian, pero con una mirada preocupada hacia Paola.

Pamela estaba atónita al ver la escena.

La actitud de la niña hacia Dorian era claramente posesiva.

Los niños de poco más de un año, al comenzar a tener conciencia de lo que es “mio” y “tuyo”, por la falta de seguridad, suelen sentirse heridos y llorar cuando ven a sus padres abrazando a otros niños.

No pudo evitar mirar a Dorian.

Él ya estaba abrazando a la pequeña, palmoteando su espalda con su mano y consolándola con voz suave.

Esa suavidad era algo que Pamela nunca había visto en él cuando consolaba a Paola.

Desde que tenía memoria, su hermano siempre había sido distante y frío, no como otros hermanos que se ríen y charlan, y mucho menos como esos locos que consienten a sus hermanas.

Si ella no lo buscaba activamente, Pamela podría empezar a dudar de si Dorian recordaba que tenía una hermana.

Cuando ella se casó y tuvo hijos, aunque a Dorian le gustaban los niños, no los mimaba como lo hacía ahora.

Esa indulgencia no era algo que él mostrara a los niños ajenos.

Pamela, con una mirada de sospecha, observó a la pequeña que Dorian tenía en sus brazos.

Desde su ángulo solo podía ver los perfiles de ambos.

Cuanto más miraba, más sentía que había un misterioso parecido. No pudo resistirse y sacó su móvil, tomando una

foto en secreto.

Su teléfono estaba en silencio y Dorian, ocupado consolando a Serenita, no notó nada. La foto de fue tomada sin que

nadie se diera cuenta.

ver que Paola la miraba

poco avergonzada, sacó la lengua y corrió hacia donde estaba

Pamela,

se agachó y le preguntó con

la pequeña con voz dulce y

preguntó: “¿Y

movió la cabeza confundida, como

animarse a preguntarle directamente a Dorian, volvió su mirada hacia Marta y dijo con una sonrisa: “Tu

sonrio con

se llama la

terminar la pregunta, vio que Dorian se

también miró hacia

una sonrisa: “Serena

llevaba el apellido

frunció el ceño, dudando de su juicio y echó otra mirada a

tostro.

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Dorian ya se había levantado, con el rostro

su reloj y luego a la pequeña, antes de dirigirse a Marta: “¿En cuál edificio viven? Yo puedo llevarles

juguetes.

rechazó la oferta con un gesto:

insistir, ya que era normal tener cautela con un

que lleves a la niña a

Marta asintió: “Está bien.”

niña: “Serena, tengo que trabajar, me tengo que ir a casa, pero otro día cuando esté libre jugaré

pero finalmente asintió con la cabeza:

soltó la pequeña

despidió de Pamela con un breve ademán y

desvió involuntariamente hacia un enorme cartel publicitario con un fondo

mirando hacia donde él se

recordó a Amelia, cuando tenía diecisiete

ralentizó su paso y se volvió hacia donde

alta y rellenita que se la llevaba hacia el otro

comercial.

deambulaba cerca de la entrada del barrio de Amelia, y su

mirada y se dirigió hacia la

coche estaba aparcado

posó en su rostro un

atención y pasó por su lado sin

evitar decirle: “Ella no era feliz casada contigo, el

entre ella y yo, no concierne a nadie más.

detuvo más, se acercó a su coche, abrió la puerta

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