El castigo al fin se había cumplido.

Evrie se dejó caer en el sofá como si se liberara de un gran peso, sintiendo que la mayor parte de su energía se había consumido.

Esos muchachos de buena familia sí que sabían cómo divertirse.

La siguiente ronda del juego comenzó, y como siempre, Berto repartía las cartas y los demás las revelaban.

Esta vez Farel sacó el as de corazones.

—Ay, Dr. Farel, te tocó a ti. —

Farel, con toda la calma del mundo, lanzó su carta sobre la mesa, y un brillo agudo cruzó por sus oscuros ojos.

—Elijo…— su mirada recorrió el cuarto antes de hablar —la verdad. —

—Ya sabía que escogería la verdad, con lo escrupuloso que es, no esperen que vaya a besar a cualquiera. —

Berto soltó una carcajada burlona, con un destello travieso en sus ojos.

Efectivamente, la pregunta que le hicieron fue explosiva —¿Cuándo fue la última vez que te acostaste con alguien y cuántas veces en una noche? —

Farel, apoyando su barbilla con la mano y mirando de reojo a su lado con un aire de indiferencia, comenzó a hablar despacio.

—El martes pasado, a las once de la noche… cinco veces. —

Bum——

El cerebro de Evrie estalló en ese momento, sus mejillas se enrojecieron.

¡Había hablado de ella!

martes pasado fue la noche en que la acosó un borracho y también cuando pasó la noche en casa de Farel. Solo recordaba que

y no recordaba cuántas veces más había

esperaba que él lo recordara con

temblaban mientras evitaba a toda costa

seguro que ni dormiste esa noche.

veces en una noche, esa chica debe ser una belleza, ¿cómo es ella, Dr. Farel?

las risas llenaron de nuevo la sala

tras una breve pausa, sonrió con frialdad —la

levantó diciendo que iba al baño para

un poco ebrio, comenzaba a sentir el efecto del alcohol, pero al ver

—Evi, te acompaño. —

sostuvo del brazo y Leandro se apoyó en

puedo ir

te preocupes,

dos salieron del

oscura en el instante en que la puerta

líquido ardiente recorrió su garganta, pero no aplacaba el fuego que surgía

con menos

de esta noche, ese grupo siempre es así, te acostumbrarás.

entendía por qué la había llevado a ese lugar,

suspiró, con un tono de resignación en su

a Evrie— En nuestro campo, para diseñar edificios emblemáticos, tienes que relacionarte con esa clase de gente y ganarte sus favores y recursos,

aprender

pensativa por un momento, sin esperar

a la que llegaras, nunca tendrías la libertad de

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