Capítulo 96

Cira cerró los ojos, sintiéndose impotente.

No entendía cómo pudo haber cometido un error tan básico al estar simplemente enferma.

Tras reflexionar por un momento, preguntó a la camarera: -¿Tienes algo de ropa que pueda prestarme? Cualquier tipo está bien.

De todos modos, no podía presentarse ante Marcelo sin ropa.

La camarera se sorprendió un poco y preguntó: -¿Le conviene este uniforme que llevo?

Sí, está bien.

-Entonces espéreme diez minutos. Iré a buscarlo ahora mismo.

-Gracias.

La camarera se retiró del baño y, de paso, entrecerró la puerta del dormitorio.

En lugar de ducharse, Cira sólo se limpió un poco con una toalla húmeda, luego se puso una bata y salió.

Aún mareada, tropezó con el tapete frente al baño y se tambaleó, cayendo en la cama de enfrente.

Ni siquiera tuvo tiempo para levantarse cuando Morgan irrumpió.

Cira se quedó totalmente perpleja, sin saber cómo reaccionar por un momento.

La enfermedad había llegado en el peor momento, desordenándolo todo.

Por supuesto, Cira no iba a explicarle nada a Morgan. Honestamente, prefería que pensara de esa manera. Sería bueno si él se sentía asqueado de ella, así podría dejar su trabajo sin problemas.

Cira pasó toda la noche médio dormida. Al despertarse a la mañana siguiente, aún tenía un poco de mareo, pero no tan grave como la noche anterior.

Parecía que su

Cira decidió darse una

la habitación de Morgan,

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había sido llevado a la lavandería y que lo devolverían hoy.

devolvieran su ropa y pidió

empleados del crucero siempre estaban a disposición de los huéspedes. -De acuerdo, señorita. Lo enviaremos ahora mismo.

rato en bata, Cira se levantó apresuradamente cuando sonó el timbre y

camarero que le traía la

detrás de él se paraba alguien

sorprendido, y dijo:

se avergonzaba de hacerlo esperar en la puerta, así que le dijo:

espera dentro. Estaré lista

sus ojos formaron una

ropa al baño para cambiarse.

su celular,

noche anterior ya la había visto con ese mismo qipao, le

de sus lentes mientras preguntaba: -¿Te sientes

ya estoy bien.

es bueno. El barco ya está de regreso. Creo que llegaremos al muelle esta tarde

-Sí, vámonos.

dirigieron al

estar jugando, ya que las personas que menos deseaba ver eran las

pasada parecía no haberlo afectado en absoluto, pues él mantenía su expresión

+15 BONUS

sonrisa

una mano.

a tiempo para ver cómo Lidia sacaba sus pies de los tacones y usaba los dedos para agitar el dobladillo del

jadeó de sorpresa.

y se dirigió a una mesa vacía con Marcelo.

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